Sufragio efectivo, no reelección
El cumplimiento estricto de nuestra Constitución Política, esencialmente de los artículos 83 y 87, establece el principio de la no reelección de tipo total para el cargo de Presidente de la República
En política, la forma es fondo.
Jesús Reyes Heroles (1921–1985)
Dos acontecimientos recientes llaman la atención. El pasado 12 de marzo, el gobierno federal retira de su papelería oficial la frase “Sufragio efectivo, no reelección”, frase de campaña de Francisco I. Madero en el año de 1910 para competir por la Presidencia de la República contra Porfirio Díaz, quien llevaba 35 años en el poder y, principio fundamental de la Revolución Mexicana; posteriormente; el 19 de marzo el presidente López Obrador dirige un mensaje “epistolar” en relación con su compromiso de no reelegirse. De este mensaje resaltan las siguiente expresiones:
“A lo largo de más de 20 años he declarado en diversas ocasiones que, de llegar a un puesto público, me sometería a la revocación de mandato. Así lo hice cuando fui Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal y en las tres campañas presidenciales posteriores a ese cargo, reiteré tal compromiso.
“Así, a mediados de mi mandato, en 2021 se deberá llevar a cabo una consulta para preguntar a los ciudadanos si quieren que continúe gobernando o que renuncie.
“Sin embargo, mis adversarios políticos, los conservadores que creen que soy como ellos, porque su verdadera doctrina es la hipocresía, vociferan que la propuesta de someterme a la revocación del mandato encubre la intención de reelegirme en el 2024”.
Esta expresión puede o debe entenderse también más allá de un acto negativo, como la revocación, al acto positivo de ratificación como consecuencia de una aprobación popular expresada en un sistema electoral previsto para las elecciones fundamentalmente de diputados, es decir, a este formato aprobado en nuestro sistema democrático para elegir a través del voto popular a los representantes del poder legislativo se suma el objetivo de una consulta popular.
Para el efecto, el Presidente envió al Congreso una iniciativa más, de reforma constitucional, para llevar a la práctica dicha consulta.
El cumplimiento estricto de nuestra Constitución Política, esencialmente de los artículos 83 y 87, establece el principio de la no reelección de tipo total para el cargo de Presidente de la República.
El artículo 83 dispone que “aquel ciudadano que haya desempeñado el cargo de Presidente de la República, electo popularmente o con el carácter de interino, o sustituto, o asuma provisionalmente la titularidad del Ejecutivo Federal, en ningún caso y por ningún motivo podrá volver a desempeñar ese puesto”.
El artículo 87 establece “El Presidente, al tomar posesión de su cargo, prestará ante el Congreso de la Unión o ante la Comisión Permanente, en los recesos de aquél, la siguiente protesta: ‘Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere que la Nación me lo demande’”.
El constituyente consideró que el sistema reeleccionista era un lastre para el país y que esta prohibición para el Presidente y los gobernadores fortalecería los principios democráticos y republicanos para la transformación del país.
Lo anterior bastaría para que la “carta compromiso” del Presidente fuese innecesaria e inoperante, pero cuando la Carta Magna y las leyes que de ella emanan pueden reformarse rápidamente y a modo, cobra sentido tal compromiso (ojalá se cumpla).
Ironías políticas de nuestra historia democrática, Antonio López de Santa Anna ocupó de manera accidentada la presidencia de México en 1833-1855.
Benito Juárez, expresidente de México, de manera intermitente desde 1858 hasta su muerte en 1872.
Porfirio Díaz Mori se pronunció en contra de Juárez en 1871 (Plan de la Noria) enarbolando el constitucionalismo y la no reelección, se mantuvo 35 años en la presidencia.
La fortaleza política de Madero radicó en su convicción de combatir la reelección.
Obregón ganó las elecciones en 1920 con el 95% del total de la votación, en 1928 pagó con su vida, la intentona reeleccionista.
Vicepresidente de la Academia Mexicana de Derecho Internacional
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