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El amigo de Trump

Federico Ponce Rojas

Federico Ponce Rojas

Con esos amigos, ¿para qué quieres enemigos?

Refrán popular

 

Aristóteles nos legó las siguientes concepciones sobre la amistad: de utilidad, accidental y amistad de lo bueno; ninguno se adecua al concepto propio de Trump.

El presidente estadunidense ha sufrido en los casi 4 años de su administración más de una veintena de bajas en su equipo de trabajo, muchos de ellos sus amigos, como Roger Stone, a quien otorgó el perdón presidencial para no ir a prisión por mentir al Congreso. Difícil de entender su concepto de amistad.

López Obrador, ya Presidente de nuestra nación, cambió su discurso de campaña para llamar a su homólogo “su amigo”, extraña y tramposa relación que, cuajada de agravios y amagos, ni siquiera puede considerarse como “fuego amigo” (versión política de la amistad).

El encuentro de izquierda (sic) y derecha reciente en la capital estadunidense, si bien meloso, no estuvo exento de vicisitudes; el largo viaje entre ambas capitales fue tortuoso para el Presidente mexicano (tal vez y como apreciación personal, éste tenía como objeto reducir pasar el tiempo en el extranjero).

Se trataba del primer “viaje oficial de trabajo”, cuyos objetivos no merecían tamaño esfuerzo.

La compra de mil respiradores fue un mero acto mercantil de un acuerdo entre precio y cosa, mismos que fueron pagados ¿a qué venía entonces el agradecimiento? Otra cosa hubiera sido una donación gratuita.

La celebración del T-MEC no se justifica, ya que el tratado fue concretado en la administración anterior y entró en vigor una semana antes de la visita presidencial, como resultado de la ratificación de los Congresos respectivos.

Con tal motivo, la visita al Congreso americano era obligada, sin embargo se omitió.

Quizá una “visita de Estado”, con la presencia de los tres países firmantes el día de la entrada en vigor del tratado, hubiese tenido mejores resultados, mayor lucimiento y consideración para nuestra nación.

No haber asistido a tan insípido y deslucido evento, no habría sido relevante, tal como ocurrió con la ausencia del primer ministro de Canadá Trudeau.

No recuerdo, salvo error u omisión de mi parte, haber escuchado o leído que Trump se refiriera al Presidente de México como “amigo” en ninguna de sus intervenciones hasta la fecha.

La visita de López Obrador a Trump ratificó que también los polos opuestos se atraen y deja al descubierto una serie de similitudes y coincidencias, mayores a las diferencias.

En efecto, entre ambos existe una similitud extrema en la incongruencia de su decir y hacer. La amistad (sic) que dicen tener no amainó los ataques y amagos del estadunidense hacia nuestro país, los halagos para el Presidente mexicano no redujeron los agravios y arremetidas en contra de los mexicanos, además la construcción del muro de la indignidad continúa, actos lejanos de la cordialidad y, mucho menos, para inscribirse en el marco de la amistad.

Las similitudes son muchas, sólo por mencionar las bajas que Trump ha sufrido en los casi 4 años de su administración, más de una veintena en su equipo de trabajo; muchos de ellos sus amigos como Roger Stone, a quien otorgó el perdón presidencial para no ir a prisión por mentir al Congreso. Difícil de entender su concepto de la amistad.

Las bajas en el equipo de López Obrador, en menos de dos años ya superan la decena, entre las que se cuentan secretarios de Estado, un director del IMSS y otras. Hace un par de días, la de Jiménez Espriú a la SCT, cuyas razones para dimitir no hacen sentido (hijo de militar, con vasto currículo y adalid de la destrucción del NAICM). “Lo mejor de su gestión fue su renuncia” (Excélsior, 24/7/2020).

Sin embargo, los amigos son los amigos, sin llegar al extremo del perdón presidencial, aquí también se dan ejemplos, como el caso de secretarias (Función Pública y Energía, la primera, por cierto, doctora en Ciencia Política por la Universidad de California) y uno que otro director de paraestatales, CFE, IMSS, acusados de corrupción.

La coincidencia mayor es que ambos presidentes no han abandonado sus campañas políticas desde el inicio de sus respectivos mandatos; uno busca la reelección por cuatro años más, el “amigo” no perder las elecciones de 2021.

 

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