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Centenario de la OIT

Enrique Villarreal Ramos

Enrique Villarreal Ramos

Contrapunto político

El 25 de febrero se cumplirán 60 años del estallido de la huelga en los Ferrocarriles Nacionales en demanda de aumentos salariales y en protesta por violaciones al contrato colectivo. Los ferrocarrileros fueron reprimidos por el gobierno, pero su combatividad los convirtió en un movimiento emblemático de la lucha contra el charrismo, el control corporativo y el presidencialismo autoritario, y cuya conmemoración adquiere mayor significación cuando este año se celebra el centenario de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

La OIT fue una de las instituciones creadas por el Tratado de Versalles, que intentó instaurar un nuevo orden global basado en la paz y la seguridad internacionales, la cooperación, la justicia, y en particular, “el establecimiento de las normas del derecho internacional como la regla de conducta efectiva entre los gobiernos”. Estos objetivos, y la amenaza bolchevique (la Internacional Comunista fundada también en 1919), dan razón a la OIT, puesto que, conforme se señala en el preámbulo de su Constitución, “la paz universal y permanente sólo puede basarse en la justicia social”, porque “existen condiciones de trabajo que entrañan tal grado de injusticia, miseria y privaciones para gran número de personas, que el descontento causado constituye una amenaza para la paz”, y por ende, se postula luchar por “el establecimiento de un régimen de trabajo realmente humano”, “la garantía de un salario vital adecuado”, la seguridad social, la libertad sindical, entre otros fines.   

Desde sus inicios, la OIT adoptó Convenios Internacionales del Trabajo y Recomendaciones relativas al mundo laboral (duración de la jornada laboral, trabajo nocturno de mujeres y niños, etcétera). Durante la Segunda Guerra Mundial, se aprobó la Declaración de Filadelfia, que contempló principios como que “la libertad de expresión y de asociación es esencial para el progreso constante” y “la pobreza constituye un peligro para la prosperidad”. En 1946 se convirtió en la primera agencia especializada de la ONU, y de carácter tripartito, con representantes de gobiernos, empleadores y trabajadores. A la fecha, la OIT tiene 187 Estados miembros (incluido México), fortalecida con nuevas instituciones que la integran (por ejemplo, el Instituto Internacional de Estudios Laborales) y prestigiado, al ganar el Premio Nobel de la Paz, en 1969, pero, sobre todo, destaca por coadyuvar en el cumplimiento de los Objetivos del Milenio 2030, a través de convenios para promover el “trabajo decente” (protocolos, normas), la cooperación técnica a sus integrantes con “programas de referencia” (por ejemplo, para Erradicar el Trabajo Infantil), estudios especializados sobre el mundo del trabajo, informes, entre otras actividades.

De gran relevancia, fue la reciente ratificación por México del Convenio 098 sobre el Derecho de Sindicación y de Negociación Colectiva (1949), y con ello ya tiene ratificados los ocho convenios que integran los derechos fundamentales en el trabajo de la OIT, gracias a lo cual se busca combatir a los sindicatos blancos y la injerencia de empleadores y autoridades, la retención de cuotas, la corrupción y la impunidad, y garantizar la libre afiliación y la pluralidad sindical, la transparencia y la rendición de cuentas al interior y frente a la sociedad. La democratización sindical es una de las cuestiones candentes que debe impulsar la OIT, particularmente en México, con ancestral charrismo sindical y deterioro salarial, y con fuertes compromisos en la materia dentro del T-MEC.

ENTRETELONES

Perfilan a Michel Pavía para que sea líder de los trabajadores del Senado.

                Twitter: @evillarrealr

 

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