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Por un desarrollo inclusivo, integral e igualitario para todas y todos

Columnista invitado Global

Columnista invitado Global

Por Adoniram Sanches Peraci*

y Verónica Chicas Martínez**

  • Se ha ampliado la brecha de género en la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave.

En el marco del Día Internacional de la Mujer, que se conmemora el 8 de marzo de cada año, la FAO considera importante recordar que, de acuerdo con el reciente informe de Naciones Unidas Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina y el Caribe 2022, la pobreza, la desigualdad y la exclusión social continúan afectando, con mayor énfasis, a aquellos grupos con más riesgo de vulnerabilidad, particularmente a las mujeres, lo que se traduce para ellas en mayores posibilidades de sufrir inseguridad alimentaria y malnutrición, en todas sus formas.

Diversos informes en los últimos años han demostrado que las mujeres tienen más probabilidad que los hombres de padecer inseguridad alimentaria en el mundo, y las que viven en zonas rurales, como productoras, se enfrentan a limitaciones aún mayores que los productores hombres, para acceder a recursos y servicios, tecnologías, mercados y activos financieros.

Como sabemos, esto se ha visto agravado a partir de la pandemia de covid-19 que ha afectado de forma negativa y desproporcionada a las mujeres en lo que respecta a las oportunidades de empleo y al acceso a alimentos nutritivos. En consecuencia, en los últimos años se ha ampliado la brecha de género en la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave.

A nivel mundial, la prevalencia de la inseguridad alimentaria entre las mujeres es mayor que la de los hombres, pero en América Latina y el Caribe la brecha es aún mayor en comparación con las otras regiones (4.3 puntos porcentuales en el mundo en 2021, frente a 11.3 puntos porcentuales en la región) y se incrementa aún más en la subregión de Mesoamérica con 12.5 puntos porcentuales.

A su vez, en la región, la anemia afecta a 17.2% (equivalente a 29.6 millones de mujeres de 15 a 49 años), un porcentaje significativamente inferior al promedio mundial. Esta disparidad muestra la clara necesidad de incluir una perspectiva de género en las políticas e inversiones que abordan la inseguridad alimentaria y la malnutrición.

A esto se suma la otra cara de la malnutrición: El sobrepeso y la obesidad.

La obesidad en personas adultas es mayor entre las mujeres que entre los hombres en toda América Latina y el Caribe. En 20 países, la prevalencia entre las mujeres es al menos 10 puntos porcentuales mayor que entre los hombres.

Al evaluar la obesidad, a partir de determinadas variables socioeconómicas, encontramos que las mujeres de las zonas urbanas sufren más de obesidad que las que viven en zonas rurales. Mientras que las mujeres del quintil más pobre sufren menos de obesidad, las mujeres que sólo tienen educación primaria tienen más probabilidades de ser obesas.

Estos datos hablan por sí solos.

Los resultados de este informe respaldan la evidencia del impacto desproporcionado que la malnutrición está teniendo, principalmente en las mujeres, siendo éste un tipo de violencia que, desde la FAO, estamos trabajando para eliminar.

Es por ello que, para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres en materia de producción agrícola sostenible y desarrollo rural, así como para erradicar la pobreza y el hambre, la FAO trabaja en coordinación con los gobiernos acompañando el desarrollo de marcos de política pública, fortalecimiento de capacidades, y mecanismos que permitan la disminución de las brechas de género, para avanzar hacia una sociedad donde nadie se queda atrás en el camino del desarrollo y el acceso a la seguridad alimentaria y nutricional.

Sigamos uniéndonos a los grandes objetivos de las organizaciones territoriales, rurales, indígenas, campesinas y organizaciones específicas de mujeres y jóvenes para promover su agenda, potenciar su participación plena y efectiva en cargos de tomas de decisión, y en sus propios mecanismos de gobernanza.

Impulsemos su acceso a una seguridad alimentaria y nutricional, al ejercicio de sus derechos y a facilitar espacios de diálogo con los gobiernos, para incidir en la búsqueda de una sociedad en la cual se acceda a un desarrollo inclusivo, integral e igualitario para hombres y mujeres.

Que esta fecha conmemorativa nos invite a continuar trabajando para que, tanto hombres como mujeres, tengan acceso a una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y a una mejor vida, para ellas y para ellos por igual.

*Coordinador subregional de FAO para Mesoamérica

**Especialista de género para FAO en Mesoamérica

 

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