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El trazo de Suiza por la Zona Rosa

Columnista invitado Global

Columnista invitado Global

por Louis-José Touron*

 

Gracias a sus excelentes instituciones educativas en el ámbito de la arquitectura, Suiza se ha forjado una sólida reputación internacional en este campo. Las obras de los arquitectos suizos se distinguen por su innovación y precisión, ambos valores comúnmente relacionados con su patria. Entre ellos destacan Herzog & de Meuron o Peter Zumthor —los dos ganadores del premio Pritzker— y, por supuesto, Le Corbusier, quien revolucionó la arquitectura en los años 20 y 30. En el año 2016, 17 de las obras de Le Corbusier fueron incluidas en la lista del patrimonio de la humanidad de la Unesco, de las cuales dos se encuentran en Suiza. Le Corbusier dejó también un legado significativo en México, mediante la influencia ejercida en arquitectos como Luis Barragán, Mario Pani o Juan O’Gorman.

Otro arquitecto suizo que dejó una huella importante en México fue Arnold Noldi Schreck. Nació en Siberia en 1921, como hijo de un suizo y una rusa. Después de la muerte de su padre, cuando tenía apenas seis meses, su madre se mudó con él a Suiza, donde pasó el resto de su infancia y juventud. En Suiza, Noldi Schreck concluyó su aprendizaje como decorador y arquitecto de interiores, y trabajó luego en diferentes países europeos como Italia, Francia e Inglaterra. A finales de los años 40 llegó a Los Ángeles, donde fue contratado por los Estudios Paramount como ayudante de decoración. El encuentro con el arquitecto Burton Schutt fue clave en su vida, ya que éste le abrió las puertas al mundo de la arquitectura. Con Schutt colaboró en diferentes proyectos lujosos en Beverly Hills y Las Vegas. Otro momento decisivo fue su viaje por México en 1950, regresando de Panamá, donde construyó lo que hoy se conoce como el Panama Hilton. Schreck quedó tan cautivado por México, que terminó quedándose aquí hasta su muerte, en 2009.

En México, Schreck adquirió el apodo de El Arquitecto de la Zona Rosa, debido a que diseñó, construyó, restauró y decoró diferentes restaurantes, residencias, hoteles, clubes, oficinas y comercios en este barrio de la Ciudad de México. Ya en los años 50, Schreck concebía este barrio como un lugar cosmopolita y destinado para el turismo lujoso. Pero Noldi no limitó su intervención creativa al espacio de la Ciudad de México sino que hizo también obras en diferentes partes del país, entre ellas se encuentran el puerto de Las Hadas en Manzanillo, el Hotel Posada en Puerto Vallarta, el Hotel Cabo San Lucas en Baja California Sur y el Centro de Convenciones en Acapulco. En 1966, el príncipe Alfonso von Hohenlohe lo visitó en su despacho para pedirle la construcción del Beach Club del hotel Marbella Club en la Costa del Sol, España. Ese trabajo permitió al arquitecto suizo conocer a José Banús, quien luego le encargó la construcción del Puerto Banús. El suizo le propuso construir un pueblo andaluz que después se convirtió en el destino turístico para la jet set europea.

El éxito de Noldi Schreck consistió no solamente en identificar las necesidades de sus clientes, sino también en la capacidad de saber combinar éstas con su propio estilo, que se caracterizaba por el lujo al detalle y su amor por elementos decorativos típicamente mexicanos. Por ese estilo vanguardista el arquitecto Luis Barragán lo señaló como el creador del “estilo Acapulco”. Con el fin de rendir homenaje a grandes arquitectos suizos, como lo fueron Schreck y Le Corbusier, y para poner en valor el espíritu creativo e innovador de los arquitectos suizos contemporáneos, mi país, a través de su embajada en México, participará en la inminente edición del Festival Internacional de Arquitectura y Ciudad, Mextrópoli, del 11 al 14 de marzo de 2017.

Embajador de Suiza en México

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