Necesitamos a Skármeta

Rosario: “Si nos duele la vida, si cada día llega/ desgarrando la entraña, si cada noche cae/ convulsa, asesinada./ Si nos duele el dolor en alguien/…. Mira a tu alrededor, hay otro, siempre hay otro. Recordar: madres buscadoras, la población chiapaneca abandonada, esa niñez hambrienta. Dejen gritos inútiles al rey por anacrónico perdón.

Todos los pueblos tienen historias difíciles, pero no todos tienen poetas para ayudarles a sobrellevar dolores y atisbar la luz. Ni todos tienen la capacidad de levantarse de la humillación y retar hasta a los dioses o diosas que, para el caso, da igual. Aquí tenemos poetas de excelente factura, tantas que son reconocidas hasta más allá de las estrellas.

Skármeta tira línea. La poesía, indispensable para sobrellevar duras e injustas realidades. En estos trastocados tiempos, aquel relato de Fuenteovejuna ha perdido el rumbo. Hoy, desde el poder, juran que el culpable de los males es y será ese inaprensible autor: Fuenteovejuna. Rehúye su responsabilidad.

En Palacio, dicen que todo va bien, economía, seguridad y reforma judicial. Sor Juana advierte: Éste que ves, engaño colorido/ que, del arte ostentando los primores/ con falsos silogismos de colores/ es cauteloso engaño del sentido.

Los empresarios del US-México CEO Dialogue, sin saberlo, están convencidos de los versos de Sor Juana. “Sólo usted cree sus mentiras”.

Varias personas agraviadas del Poder Judicial, conscientes del gran daño que se le está imponiendo al país, alzan su voz para replicar: “Pero yo por mejor partido escojo/ de quien no quiero, ser violento empleo/ que, de quien no me quiere, vil despojo. Sor Juana, gran dignidad, conocedora de las extraviadas pasiones humanas.

En la alcoba palaciega, hay susurros, murmuraciones y un constante desasosiego. La Décima Musa aclara tal enredo: Triunfante quiero ver al que me mata/ y mato a quien me quiere ver triunfante. Así cayeron las cartas. Difícil, que no imposible, detener el juego. Despreciar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, camino errado. Seguir en la complicidad, esquizofrenia.

Rosario Castellanos describe el actuar de quienes tienen la encomienda de hacer leyes justas: “Y cuando bailan, cuando se deslizan/ O cuando burlan una ley o cuando/ se envilecen, sonríe,/ Entornan levemente los párpados, contemplan/ el vacío que se abre en sus entrañas/ Y se entregan a un éxtasis vegetal, inhumano”. Alucinados, tasajean al INE.

Rosario: “Si nos duele la vida, si cada día llega/ desgarrando la entraña, si cada noche cae/ convulsa, asesinada./ Si nos duele el dolor en alguien/…. Mira a tu alrededor, hay otro, siempre hay otro. Recordar: madres buscadoras, la población chiapaneca abandonada, esa niñez hambrienta. Dejen gritos inútiles al rey por anacrónico perdón.

Con Cristina Rivera Garza, meditemos sobre el tanto repetir García Luna: “(…el polvo que obliga a cerrar los ojos y negar la realidad)/ a la orilla de todo, bamboleándose/ eran la última gota que cuelga de la botella/ (la mítica de la felicidad o la aun más mítica que derrama el vaso”. Los capos ¿vacío desolador en Sinaloa, Chiapas y más? ¿Callejón atravesado de culpas muy actuales?

En el Senado, intentando borrar la ofensiva tómbola, celebran a las sufragistas. Cristina, en Las feministas: “Agnósticas más que ateas. Impactantes más/ que hermosas. Vulnerables más que endebles. Vivas/ más que tú. Más que yo. Estoicas más que fuertes/ Dichosas más que dichas/ Intolerantes. Sí. A veces.

Un poco antes, el mismo poema: Estaban heridas de todo (y todo aquí quiere decir la historia, el arte, el presente, el subjuntivo, el contexto, la fuga). El contexto… no llegamos todas, falta Norma Piña, transparencia, información y búsqueda de la verdad. Todas en femenino.

“El pánico no tiene ruidos”. Juan Villoro: Balada para un gordo, escrito por Skármeta: “Refleja el clima de la Unidad Popular, la polarización social de esos días, la incertidumbre ante los tiempos por venir”. Dictadura ¿Resuena en México?

(https://www.penguinlibros.com/mx/revista-lengua/despedidas/antonio-skarm...).

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