Sin maquillaje / arlamont@msn.com.mx / 2 de noviembre de 2025
FRESCOS O CONGELADOS Ahora con YouTube, TikTok y otros medios lo más común es ver a gente practicando deportes extremos, le pregunto, ¿qué motiva a las personas a practicar deportes extremos? R: Más allá del riesgo, los deportes extremos ofrecen una experiencia de ...
FRESCOS O CONGELADOS
Ahora con YouTube, TikTok y otros medios lo más común es ver a gente practicando deportes extremos, le pregunto, ¿qué motiva a las personas a practicar deportes extremos?
R: Más allá del riesgo, los deportes extremos ofrecen una experiencia de libertad radical. Escalar sin cuerda, lanzarse en paracaídas o surfear olas gigantes no es sólo adrenalina: es una forma de medirse contra el mundo, de sentir el cuerpo vivo y el miedo domado.
Quienes practican estos deportes hablan de conexión profunda, de estados mentales similares a la meditación. El peligro se convierte en maestro, y el entorno en espejo.
No son locos ni suicidas. Son exploradores de los límites, artistas del vértigo, filósofos del cuerpo en movimiento.
PLATILLOS NACIONALES
Acabo de ver un comercial para visitar Islandia y le pido me diga ¿cuál es el platillo nacional en ese país y qué otros platillos nacionales extraños existen en el mundo?
R: El platillo nacional de Islandia es el hákarl, tiburón fermentado que se entierra, se prensa y se seca durante meses. El resultado es un cubo masticable con olor a amoniaco y sabor a castigo. Incluso Anthony Bourdain lo describió como “lo peor y más repugnante que he probado”. Los islandeses lo acompañan con un trago de brennivín, un aguardiente local apodado “muerte negra”, por si el tiburón no fuera suficiente.
Pero Islandia no está sola en el menú del espanto. Aquí van cinco platillos nacionales que desafían el paladar:
• Italia: casu marzu, queso sardo con larvas vivas. Prohibido en muchos países, pero venerado por quienes lo mastican antes de que salten.
• Noruega: smalahove, cabeza de oveja hervida servida con nabos y papas. La mejilla es codiciada, el ojo es opcional.
• China: huevo centenario, curado en arcilla alcalina hasta que la yema se vuelve verde y la clara, gelatina marrón.
• Japón: nattō, frijoles de soya fermentados con textura pegajosa y aroma a establo. Desayuno para valientes.
• Groenlandia: kiviak, aves fermentadas dentro de una foca. Pasta de ave para fiestas invernales.
Estos platillos no son sólo rarezas: son símbolos culturales, nacidos de la necesidad, el ritual o el orgullo.
LA ÉTICA
Señor Lamont, ¿qué dilemas éticos plantea la comida tradicional en el mundo moderno?
R: Le comparto que comer ya no es sólo cuestión de sabor o costumbre. Hoy, cada bocado puede implicar una decisión ética. ¿Es correcto consumir foie gras, producido mediante alimentación forzada? ¿Debemos seguir comiendo especies en peligro como el ajolote o el atún rojo sólo porque son parte de nuestra herencia culinaria?
La tradición choca con la sostenibilidad. Platillos como el kiviak en Groenlandia o el casu marzu en Italia despiertan debates sobre crueldad animal, salud pública y conservación. En México, el consumo de carne de tortuga o iguana sigue siendo símbolo de identidad en algunas regiones, pero también de conflicto ambiental.
La ética alimentaria exige repensar lo que celebramos en la mesa. ¿Podemos honrar nuestras raíces sin destruir el futuro? ¿Es posible adaptar recetas sin perder el alma del platillo?
