Sin maquillaje / arlamont@msn.com.mx / 22 de diciembre de 2025

 

LOS CHEQUES

Don Alfredo, necesito su ayuda para convencer a mi mamá y a mi esposa de que ya no deben pagar sus compras diarias con cheques, por más que les digo insisten en que un papel con su firma es más seguro que una transacción electrónica, ¿qué les puedo decir?

 

R. Don Naum, durante décadas los cheques fueron una herramienta confiable para pagar cuentas y enviar dinero. Sin embargo, hoy representan más riesgos que beneficios. Escribir un cheque parece sencillo, pero cada vez que se coloca en el correo se abre una puerta al fraude. Los buzones tradicionales no son tan seguros como parecen y miles de casos de robo de información se reportan cada año. Los delincuentes pueden alterar cifras, copiar datos bancarios y vaciar cuentas en cuestión de horas.

 

Además, el proceso es lento e incómodo. Requiere papel, tinta y tiempo, mientras que las transferencias digitales ofrecen rapidez y trazabilidad inmediata. Los bancos y comercios ya prefieren métodos electrónicos porque reducen errores y costos. Incluso enviar un regalo en forma de cheque puede convertirse en un problema si se extravía o es interceptado.

 

La recomendación es clara: hay que dejar atrás los cheques y adoptar alternativas modernas como pagos en línea, aplicaciones móviles o transferencias seguras. Estas opciones no sólo protegen el dinero, también simplifican la vida diaria. En un mundo donde la seguridad financiera depende de la prevención, abandonar el hábito de escribir cheques es un paso necesario hacia la tranquilidad y la eficiencia.

 

 

CAMINAR

Sabemos que caminar tiene muchas ventajas para la salud física, pero ¿qué hay de la salud mental?

 

R. Un buen ejemplo para responder a esta pregunta está en Japón: caminar no es una obligación ni un reto deportivo, es parte natural de la vida cotidiana. Las calles están pensadas para el peatón, los trayectos hacia el trabajo incluyen pasos tranquilos hacia el tren y la postura recta acompaña cada movimiento.

 

El secreto no está en contar diez mil pasos, sino en la constancia y en la manera de caminar. Esa disciplina silenciosa mantiene el metabolismo activo sin necesidad de grandes esfuerzos.

 

Caminar, más que correr, se convierte en una práctica sostenible. Mientras la carrera quema calorías rápidamente, el paseo reduce la presión arterial, calma el estrés y protege las articulaciones. Es la victoria de la tortuga, lenta, pero segura, que permanece en la carrera toda la vida.

 

En muchas culturas caminar es también un ritual social. En México, el paseo vespertino es conversación y compañía, en Italia la passeggiata es desfile y encuentro. Se queman calorías, pero también preocupaciones.

 

El humor añade otra capa. Reír durante el camino transforma la rutina en celebración. Una broma, una rima o la risotada de un niño convierten al paseo en un acto lleno de alegría. Así, caminar se vuelve cultura, salud y memoria compartida.

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