COMUNIDADES RELIGIOSAS
¿Cuáles son las comunidades religiosas que han llegado y se han establecido aquí?
R. México ha sido, a lo largo de su historia, tierra de refugio y oportunidad para comunidades diversas que llegaron buscando libertad, trabajo y un espacio para preservar sus tradiciones.
Desde menonitas y mormones en el norte, hasta judíos, libaneses y japoneses en distintas regiones, cada grupo aportó su manera particular de vivir la fe e integrarse a la sociedad mexicana.
Aunque sus motivaciones fueron distintas —unos huyendo de persecuciones, otros buscando tierras o escapando de conflictos— todos dejaron huella en la cultura nacional con agricultura, comercio, educación, gastronomía, arte y valores comunitarios.
Comparar sus formas de vida recuerda que la identidad del país se construye también desde lo que acoge y transforma. México es plural, y en esa pluralidad reside su riqueza: un mosaico de creencias y costumbres que conviven bajo un mismo cielo.
Tres ejemplos buenos son: las comunidades judía, libanesa y japonesa. Aquí le comparto una breve historia de cómo llegaron a México:
Comunidad judía en México: la presencia judía en México comenzó en el siglo XVI con los conversos que huían de la Inquisición.
A finales del siglo XIX y principios del XX llegaron nuevas olas desde Europa del Este, el Mediterráneo y Oriente Medio.
Hoy la comunidad judía en nuestro país suma alrededor de 40 mil a 67 mil personas, concentradas en la Ciudad de México.
Han creado instituciones educativas, culturales y religiosas, y participan activamente en la vida económica y social. Conservan tradiciones propias —sinagogas, escuelas, festivales— pero están plenamente integrados en la sociedad mexicana.
Comunidad Libanesa en México: los primeros inmigrantes libaneses llegaron a finales del siglo XIX, huyendo de la dominación otomana y buscando mejores oportunidades.
Se han destacado en el comercio, la gastronomía (el famoso taco al pastor tiene raíces libanesas), y en la vida pública.
La mayoría son católicos, aunque originalmente había maronitas y ortodoxos. Su integración ha sido tan profunda que muchos ya no mantienen vínculos directos con la cultura libanesa, aunque su influencia sigue viva en la cocina y los negocios.
Comunidad japonesa en México: la inmigración japonesa organizada comenzó en la década de 1890 con un intento de colonia cafetalera en Chiapas, concentrados en Ciudad de México, Bajío, Chiapas y Sinaloa.
La mayoría son católicos, aunque también practican budismo y sintoísmo.
Han aportado en agricultura, comercio, educación y cultura, y mantienen espacios como “Pequeño Tokio” en la capital. Su presencia refleja una integración respetuosa, con identidad japonesa y mexicanidad compartida.
