Sin maquillaje / arlamont@msn.com / 30 de diciembre de 2025

Alfredo La Mont III

Alfredo La Mont III

Sin maquillaje

¿HIBERNAN?

¿Los osos polares hibernan?

R. A diferencia de otros osos, los polares no hibernan de manera tradicional. Mientras que los osos pardos y negros se refugian en invierno para entrar en un letargo profundo, con temperatura corporal y ritmo cardiaco muy bajos, los osos polares permanecen activos. En esa estación cazan focas sobre el hielo marino, su principal alimento, y no necesitan dormir meses enteros para sobrevivir al frío.

Sólo las hembras preñadas se acercan a algo similar. A finales de otoño excavan madrigueras en la nieve o la tierra, donde dan a luz a sus crías y las amamantan durante el invierno. En ese tiempo no comen ni beben, ralentizan su metabolismo y usan reservas de grasa, pero su temperatura corporal se mantiene estable para proteger a las oseznas. Emergen en primavera con los cachorros.

Por eso, la afirmación  es parcialmente cierta: los osos polares no hibernan como sus parientes, salvo las madres en su periodo de maternidad. Esta adaptación les permite prosperar en el Ártico, aunque el cambio climático amenaza su hábitat de hielo.

EL MEJOR MOMENTO

¿Se puede decir cuál es el mejor momento del cerebro?

R. El rendimiento mental abarca múltiples capacidades: la rapidez con que procesamos información, la precisión con que recordamos hechos, la creatividad para resolver problemas y la profundidad con que recurrimos a la experiencia y al juicio. La pregunta sobre cuándo el cerebro está en su mejor momento depende de qué habilidad consideremos y de cómo definamos “lo mejor”.

Durante décadas se pensó que la capacidad mental aumentaba en la adolescencia, alcanzaba su punto máximo en los veinte años y luego descendía de manera continua. Sin embargo, investigaciones recientes han desmentido esa visión lineal. El cerebro se desarrolla, se estabiliza y se adapta de formas complejas a lo largo de la vida, con trayectorias distintas para cada función. La velocidad de procesamiento, la memoria, el vocabulario, el razonamiento y la inteligencia emocional siguen curvas propias y pueden alcanzar su cima en momentos diferentes.

Hoy sabemos que el cerebro es mucho más dinámico de lo que se creía. Se remodela constantemente en respuesta a cómo vivimos, lo que aprendemos y las conexiones que cultivamos. Aunque ciertos reflejos rápidos tienden a disminuir con la edad, formas más profundas de inteligencia —como el juicio, la regulación emocional y la creatividad— continúan creciendo y enriqueciendo nuestra vida con el paso de las décadas.

EQUILIBRIO

¿Somos los humanos los únicos que aprendemos a mantener el equilibrio, como en la cuerda floja?

R. No, ya que muchos animales, además de los humanos, pueden aprender a mantener el equilibrio sobre una cuerda o un cable. En distintos parques y entornos urbanos se han observado monos caminando sobre cables eléctricos o cuerdas tendidas a cierta altura, usando las cuatro extremidades y la cola para estabilizarse. También hay perros que, tras un entrenamiento progresivo, logran caminar varios metros sobre una cuerda tensa, guiados por sus cuidadores. En espectáculos de circo, osos y leones han sido adiestrados para desplazarse por un cable elevado como parte de sus números. 

En la naturaleza, ardillas y otros animales arborícolas cruzan ramas muy delgadas y cuerdas instaladas para los comederos, realizando movimientos que se parecen mucho al funambulismo. Lo que distingue a los humanos no es la capacidad básica de equilibrio, sino el desarrollo de una disciplina artística y deportiva compleja alrededor del alambre o cuerda floja, con técnicas, equipos de seguridad y tradiciones culturales específicas.