LOS KOALAS
¿Es cierto que las huellas digitales de los koalas se parecen tanto a las humanas que podrían confundir a la policía?
R. Sí. Aunque cada huella digital es única, no todas son fáciles de distinguir. Los chimpancés y gorilas también tienen huellas, pero sorprendentemente son los koalas —mucho más alejados de nosotros en el árbol evolutivo— quienes presentan patrones casi idénticos a los humanos. En 1996, investigadores de la Universidad de Adelaida en Australia lo descubrieron y bromearon con que, aunque es improbable que un koala aparezca en la escena de un crimen, la policía debería estar consciente de la posibilidad. Este hallazgo respalda la teoría de que las huellas ayudan a sujetar, algo vital para los koalas, que trepan las ramas de eucalipto, de las que comen sus hojas para sobrevivir.
LOS PLÁTANOS
¿De verdad los plátanos son radiactivos?
R. Sí, aunque no lo suficiente para alarmar a nadie. Los plátanos contienen potasio, y una pequeña fracción de ese potasio es radiactivo de manera natural. Los físicos incluso inventaron la “dosis equivalente a un plátano” como unidad humorística para explicar la radiación cotidiana. Comer uno no te convierte en superhéroe, pero sí en parte de un curioso experimento cultural: la ciencia que se ríe de sí misma.
LOS GATOS
¿Es cierto que los gatos siempre caen de pie?
R. No siempre, pero casi. Los felinos poseen un “reflejo de enderezamiento” que les permite girar el cuerpo en el aire y aterrizar sobre sus patas. Eso sí, la física tiene la última palabra: la altura, la velocidad y el suelo importan. En otras palabras, los gatos son acróbatas naturales, pero no magos. La cultura popular exagera, y la ciencia nos recuerda que hasta los felinos tienen límites.
ROBOT
¿Quién inventó la palabra robot?
R. El término apareció en 1921 en una obra de teatro del escritor checo Karel Čapek, titulada R.U.R. (Rossum’s Universal Robots). “Robot” viene de “robota”, que en checo significa trabajo forzado. Curiosamente, la cultura moderna transformó esa idea sombría en fantasías de ayudantes metálicos y androides simpáticos. La ironía es que la palabra nació como crítica social, y terminó como sinónimo de ciencia ficción, humor futurista y realidad laboral.
