Sin maquillaje/ arlamont@msn.com/ 28 de diciembre de 2025

Alfredo La Mont III

Alfredo La Mont III

Sin maquillaje

LA OBSESIÓN

En círculos que frecuento seguido sale el tema del origen del hombre, dígame señor La Mont, ¿por qué seguimos obsesionados con el origen del hombre, si ya sabemos que venimos del mono?

R. La respuesta es que nunca nos basta con saber: queremos entender. La evolución nos explica que compartimos ancestros con los primates, pero la pregunta sobre “de dónde venimos” es también filosófica. Nos gusta imaginar que somos especiales, aunque nuestra historia está llena de huesos fósiles y colas perdidas. El humor está en que, mientras discutimos si descendemos del mono o del australopiteco, seguimos comportándonos como si el celular fuera nuestra nueva rama evolutiva.

POR EU

¿Por qué la historia insiste en recordarnos que las civilizaciones no son eternas, y pregunto por lo que está sucediendo en Estados Unidos?

R. La historia es una maestra cruel: te advierte mil veces y aun así te sorprende cuando te caes. Roma se creyó eterna, los mayas pensaron que el tiempo era cíclico, y Estados Unidos decidió que el “American Dream” venía con garantía ilimitada. Pero ninguna civilización ha sobrevivido a su propio exceso de confianza.

Hoy vemos señales clásicas de desgaste: polarización que convierte cualquier desacuerdo en guerra santa, desigualdad que erosiona la movilidad social, instituciones que ya no inspiran respeto, sino sospecha, y una cultura política que confunde espectáculo con liderazgo. No es que un solo personaje cause el declive, es que se vuelve síntoma de un sistema que ya no sabe si quiere gobernar o entretener.

Mientras tanto, el mundo arde —literal y metafóricamente— y la respuesta colectiva es discutir en redes sociales como si los likes fueran políticas públicas. Las civilizaciones no colapsan de un día para otro; simplemente se distraen, se fragmentan y se convencen de que nada malo puede pasarles.

La ironía final es deliciosa: quizá los arqueólogos del futuro no estudien monumentos, sino memes y concluyan que nuestra caída comenzó cuando preferimos gritar en línea en vez de pensar fuera de ella.

LOS COLORES

Ya que ha hablado de colores en una de sus pasadas columnas, aprovecho y le pregunto, ¿qué significa nuestra predilección por los colores en la vida cotidiana? ¿Cuál es su favorito?

R. El gusto por ciertos tonos es más que estética: es un espejo del interior. El blanco habla de pureza y nuevos comienzos; el negro, de misterio y profundidad; el naranja, de vitalidad y energía. El azul y el verde evocan calma, confianza y naturaleza. Pero los colores también son culturales: en México, el naranja es fiesta y memoria en el Día de Muertos; el verde es patria y esperanza. Al final, los colores nos eligen tanto como nosotros a ellos, y en ese misterio reside su belleza.

El mío es un tono: blanco, manta, blanco roto, etcétera, son mis colores favoritos, ¿y el de usted?

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