LAS LUCES
Señor Alfredo, ¿de dónde salió la costumbre de las luces navideñas?
R. Las luces de Navidad tienen su origen en antiguas celebraciones de invierno, donde el fuego representaba la esperanza y la victoria de la luz sobre la oscuridad. Con el tiempo, esta idea simbólica se unió a la fiesta cristiana de la Navidad y a la figura de Jesús como luz del mundo.
En los siglos XVI y XVII, familias protestantes en Alemania empezaron a colocar arboles de hoja perenne dentro de sus casas y a decorarlos con pequeñas velas. Estas velas se fijaban a las ramas y se encendían sólo por poco tiempo, porque existía un alto riesgo de incendio. A pesar del peligro, la imagen del árbol brillante se volvió muy atractiva y se difundió por Europa.
En 1882, en Nueva York, Edward H. Johnson, colaborador de Thomas Edison, presento el primer árbol decorado con bombillas eléctricas de colores. Este árbol causó sensación y mostró que la electricidad podía sustituir a las velas de forma más segura. A comienzos del siglo XX aparecieron las primeras guirnaldas eléctricas comerciales, que luego se extendieron a fachadas, calles y plazas.
Hoy las luces led permiten crear decoraciones variadas y económicas, pero conservan la misma idea original iluminar y dar alegría al tiempo más oscuro del año.
LA @/HERMAN K
Señor La Mont, tanto que usamos el simbolito @, pero la inmensa mayoría no sabemos cuál es su origen. Si me lo permite, aquí le mando una corta nota explicando más acerca de la querida y bienvenida @ para su columna:
R. Don Herman, muy agradecido por su amable colaboración que con gusto aquí comparto con mis lectores:
El símbolo arroba (@) fue inventado más de 400 años antes del correo electrónico. Durante siglos, mucho antes de que el correo se popularizara, la @ ya se usaba en la escritura comercial. Su primer registro documentado aparece en una carta de 1536 escrita por un comerciante italiano, quien utilizó una “a” curva como abreviatura de ánforas, una unidad de volumen equivalente a un recipiente de barro estándar. En la Edad Media, los escribas también la empleaban para expresar “a razón de”, útil en cálculos y contabilidad.
Con la expansión del comercio global, los contadores la adoptaron para indicar precios unitarios, como “tres barriles a cinco florines cada uno”. Así, el símbolo sobrevivió durante siglos, incluso con los cambios de escritura, monedas e idiomas. Sin embargo, rara vez se usaba fuera de la contabilidad.
Todo cambió en 1971, cuando el ingeniero Ray Tomlinson necesitó un carácter para separar el nombre de usuario del ordenador anfitrión en el primer correo electrónico. Escogió @ por su simplicidad y escaso uso. Hoy, más de medio siglo después, el símbolo conecta miles de millones de mensajes diarios y sigue definiendo nuestra identidad digital.
