“Simplemente vivía en modo alerta, siempre”: Saori Pérez

Saori Pérez Milo nació en los años ochenta, en la primaria, no sólo enfrentó bullying, sino además maltrato por una suplente de maestra

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Saori Pérez Milo, persona con autismo.

Saori Pérez Milo nació en los años ochenta cuando se sabía mucho menos que ahora de autismo. Creció al cuidado de su papá y su abuela paterna.

Fui una niña reservada, dejé el pañal hasta antes de entrar a la primaria así que sí, iba al kínder con mi lonchera para el recreo y otra con los pañales, en mi familia decían que porque era floja, lo cierto es que aunque no sé la razón exacta, hasta la fecha tengo algunos problemas con ir al baño en cualquier lugar. Eso me aisló aún más, porque no entendía por qué actuaban así conmigo en la escuela”, contó.

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En la primaria, no sólo enfrentó bullying, sino además maltrato por una suplente de maestra que se enojaba porque no la volteaba a ver cuando le hablaba.

Me jaló la oreja, me lastimó tanto que despegó un poco el lóbulo, se me infectó, recuerdo que no dije nada hasta que mi abuela se dio cuenta, porque no sé cómo expresar el dolor, así que mi papá fue a gritar al director y me cambió de escuela. Traté de adaptarme, pero era una escuela católica, solamente de niñas, que se burlaban de mí porque no tenía mamá, por ser hija de padres divorciados y ser considerada rara”, relató.

A Saori le estresaba la escuela, los ruidos, la presión y las burlas, así que sacaba malas calificaciones, a pesar de que en casa o con maestros privados sabía resolver todo lo que le enseñaban.

Siempre la presión de ¿por qué no tienes amigas?, no es normal que no quieras hablar, no es normal que no quieras convivir con nadie, no es normal que te balancees, pareces loquita, son frases que escuché tantos años de mi vida”, recordó.

El acoso la llevó a varios intentos de suicidio primero con pastillas, luego cortándose las muñecas. Como pudo terminó la primaria, pero no la secundaria porque su abuela enfermó de cáncer cérvico uterino y decidió que iba a cuidarla, En el 2001 entró a trabajar, así que se colocó una máscara para pretender encajar y mostrar un lado sociable y extrovertido.

En esos años aprendió estilismo y colorimetría. Después, motivada por su esposo, quiso estudiar gastronomía y pudo terminar la secundaria con un examen.

PADECIÓ BULLIYNG, INCLUSO EN EDAD ADULTA

Hace poco más de dos años, entró a estudiar la preparatoria los días sábados, en Nayarit, donde actualmente radica. Hasta entonces, tras coincidir con un psicólogo con experiencia en autismo en la misma institución donde estaba estudiando, que le hizo evaluaciones, por fin todo tuvo sentido.

Las crisis, que nunca me ha gustado el contacto con las personas, que no es que fuera tonta, simplemente vivía en modo alerta siempre, tratando de encajar, desregulada”, comentó.

En octubre pasado se graduó, pero ni ya adulta se libró del bulliyng escolar.

Me excluyeron de su grupo de WhatsApp, una de mis compañeras, el primer día y sin conocerme le dijo a otra sin notar que las estaba escuchando: ‘a mí la señora de cabello de colores no me cayó bien, tiene malas energías, yo de eso sé mucho y da muy malas vibras’ y la otra le respondió que tampoco le caía bien”, narró.

En diciembre, Saori ingresó a la universidad, para estudiar la Licenciatura en Psicología porque quiere ayudar a las niñas a que no pasen por lo mismo que ella, por falta de conocimiento, ignorancia, de capacitación y actualización.

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*mcam