Ultranacionalismo "Made in Japan": El auge de Sanseito desafía a la 'casta' japonesa
El ultranacionalista Sohei Kamiya irrumpe como segunda fuerza en las elecciones al Senado de Japón con un mensaje "Japón primero" y un discurso antiinmigración.

El partido ultranacionalista y antisistema Sanseito está reconfigurando el panorama político en Japón. De cara a las elecciones al Senado japonés del 20 de julio, esta fuerza emergente –cuyo lema es “Japan First” (“Japón primero”)– se perfila como la segunda más votada, solo por detrás del hegemónico Partido Liberal Democrático (PLD).
Los últimos sondeos colocan al Sanseito incluso por delante de la oposición tradicional, reflejando la frustración de buena parte del electorado con la clase política dominante. Este fenómeno preocupa al oficialismo: aun siendo el PLD un partido conservador, su hegemonía podría verse erosionada por una derecha aún más radical que seduce a votantes desencantados.
En apenas cinco años, Sanseito —cuyo nombre significa “Partido de la Participación Política”— pasó de movimiento marginal en YouTube a serio aspirante nacional.
Fundado en 2020 por Sohei Kamiya a través de un video de YouTube, bajo el eslogan “Si no hay un partido por el que quieras votar, creemos uno desde cero”, comenzó oponiéndose a las medidas sanitarias contra la covid-19 (mascarillas, vacunas obligatorias) y difundiendo teorías conspirativas.
El partido aboga por preservar los valores tradicionales y revivir el “verdadero espíritu japonés”, retomando incluso lemas imperiales de la Segunda Guerra Mundial como “Hakko Ichiu” (“unificar los ocho rincones del mundo”). Su ideario combina nacionalismo económico —rechazo a la globalización y promoción de la autosuficiencia alimentaria— con posturas ultraconservadoras en lo social: se oponen a los derechos LGBTQ+, a la inmigración y a las políticas de igualdad de género.
Kamiya, de 47 años, personifica al outsider convertido en caudillo populista. Sin experiencia política previa, capitalizó el hartazgo ciudadano durante la pandemia para fundar esta "fuerza de los ciudadanos" desde cero.

Hoy Sanseito tiene cinco legisladores en la Dieta (un escaño obtenido en 2022 y otros por adhesiones posteriores) y afirma contar con más de 80 mil militantes. Su base de apoyo son mayoritariamente varones de entre 30 y 50 años decepcionados con el PLD y los partidos tradicionalesa.
Muchos jóvenes respaldan a Sanseito como catarsis ante una clase gobernante que perciben ineficaz, corrupta y nepotista. Con retórica antisistema y dominio de las redes sociales, el partido ha logrado canalizar ese malestar en respaldo electoral tangible.
Una agenda radical y tintes xenófobos
Sanseito insiste en reforzar la soberanía nacional en todos los ámbitos. Por ejemplo, propone reescribir la Constitución de 1947 para eliminar supuestas imposiciones extranjeras del posguerra. No es casualidad que el partido reviva eslóganes del antiguo imperio: volver a una Japón "pura" anterior a 1945 forma parte de su narrativa.
Su discurso suele rozar la xenofobia. En una reunión de simpatizantes en Wakayama, en febrero, se propuso incluir en la Constitución que "Japón pertenece exclusivamente al pueblo japonés y se prohibe la propiedad extranjera de la tierra".
Varios participantes expresaron posturas radicales: "los extranjeros primero deben cumplir sus obligaciones como seres humanos y luego podremos enseñarles sus derechos", afirmó una asistente, sugiriendo que los no japoneses gozan de privilegios a costa de los ciudadanos. Los sanseitistas sostienen que Japón gasta más en extranjeros que en sus propios nacionales, empobrecidos tras años de estancamiento.
Mano dura contra la inmigración
La lucha contra la inmigración masiva es uno de los estandartes de Sanseito. En un mitin en Tokio el 3 de julio, Kamiya reiteró su rechazo a suplir la escasez de mano de obra con trabajadores extranjeros, abogando en cambio por desplegar robots e inteligencia artificial para cubrir vacantes en sectores como cuidado de ancianos, salud y agricultura.

Ese mismo día, ante corresponsales extranjeros, insistió en que su postura responde a una cuestión de "protección nacional" más que de odio cultural. Según Kamiya, Japón necesita "una supervisión policial y regulatoria más estricta" si recibe a más extranjeros, ya que muchos "aprovechan lagunas legales y cometen delitos". Citó casos de migrantes que escapan de empleos abusivos y acaban recurriendo a robos menores u otros crímenes para sobrevivir.
Aun así, aclaró que "no pretendemos excluir a los trabajadores extranjeros que estén aquí legalmente, trabajando codo a codo con los japoneses". Kamiya afirma que su objetivo es evitar abusos: impedir que intermediarios sin escrúpulos traigan obreros con promesas falsas para explotarlos. En esencia, Sanseito rechaza ver la inmigración como solución al declive demográfico, prefiriendo una Japón más pequeña pero socialmente homogénea.
"Solo las mujeres jóvenes pueden tener hijos"
La defensa de la familia tradicional es otro pilar de Sanseito. El partido propone frenar la caída de la natalidad incentivando que las mujeres se dediquen a la maternidad temprana en vez de a la carrera profesional. Kamiya ha llegado a calificar de "engañosas" las políticas de igualdad de género, afirmando que Japón "se excedió con eso de que todos deben trabajar".
Como incentivo, ha planteado un subsidio de 100 mil yenes mensuales (unos 690 dólares / 12 mil 700 pesos mexicanos) por hijo hasta los 15 años, para que criar niños en casa sea una opción viable en términos económicos.
En su discurso del 3 de julio, Kamiya desató polémica al afirmar que "las mujeres mayores no pueden tener hijos; solo las jóvenes pueden dar a luz".
Esa frase, tachada de sexista y edadista, fue eliminada del video oficial del mitin (según el partido, por un "fallo técnico"). Las críticas arreciaron, pero Kamiya se mantuvo firme: dijo que solo exponía un hecho biológico y que "hay límites" a la edad fértil.
Insistió en que para detener el declive poblacional Japón debe facilitar que las mujeres en edad de procrear tengan más hijos. Colectivos feministas replican que culpar a las mujeres de la crisis demográfica y relegarlas al hogar supone un alarmante retroceso en los avances de género.

Nacionalismo agrícola vs. presión de EU
Otro eje central de Sanseito es la autosuficiencia alimentaria. Japón produce apenas el 38% de los alimentos que consume, algo que el partido ve como un riesgo para la soberanía.
Sanseito promete invertir 10 billones de yenes en diez años para duplicar esa tasa, creando reservas de comida de emergencia en cada municipio y reclasificando a los agricultores como empleados públicos. También aboga por expandir la agricultura orgánica e incluir la cocina tradicional japonesa en los comedores escolares, reforzando la identidad nacional desde la dieta.
Esta visión choca con la presión comercial de Estados Unidos, que exige a Tokio abrir su mercado del arroz como parte de un eventual acuerdo bilateral. Sanseito respalda la resistencia del gobierno japonés a ese ultimátum: Kamiya advierte que importar arroz estadounidense "devastaría" a los productores locales.
Critica que Japón haya sacrificado demasiado a su agricultura en negociaciones pasadas y asegura que "la agricultura japonesa está al límite". En lugar de ceder, propone contrarrestar las presiones de Washington con medidas internas, como incentivar el consumo de automóviles nacionales relajando normas medioambientales y reduciendo impuestos a los vehículos.
Un examen electoral para el establishment
El ascenso de Sanseito representa el mayor desafío por la derecha al establishment japonés de posguerra. La coalición PLD-Komeito del primer ministro Shigeru Ishiba enfrenta por primera vez una contienda nacional con una ultraderecha fortalecida.
Observadores se preguntan si el fervor online en torno a Sanseito se traducirá en votos el 20 de julio o si quedará como un fenómeno pasajero de las redes. El partido aspira a ganar al menos seis escaños para consolidarse como fuerza política. Para tentar a votantes conservadores mayores, Kamiya se presenta como heredero del "buen viejo PLD" y de la “Japón tradicional”, prometiendo recortes de impuestos y un Estado fuerte que cuide primero de los japoneses.
Sea cual sea el resultado en las urnas, la irrupción de Sanseito ya sacudió el tablero político de Tokio. Los partidos tradicionales se ven obligados a recalibrar su estrategia ante un electorado hastiado que busca alternativas. En los mítines de Sanseito resuena un grito dirigido a esos votantes desencantados: “¡Hazlo tú mismo!”, una invitación a tomar por cuenta propia las riendas del destino de Japón.
bm
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