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Expresiones

La mafia que robó las palabras; Villoro publica su más reciente libro para lectores jóvenes

El autor asegura que este nuevo libro de literatura juvenil es una parábola sobre la importancia del lenguaje y su verdadero propietario

JUAN CARLOS TALAVERA / CIUDAD DE MÉXICO | 26-07-2022
Ilustración: Cortesía FCE
Ilustración: Cortesía FCE

 

El lenguaje es una fuerza liberadora que nos comunica con los demás, que nos permite reinventar el mundo, pero que también se puede convertir en un instrumento de dominio y coacción, afirma el escritor Juan Villoro (CDMX, 1956), quien publica El profesor Zíper y las palabras perdidas, su más reciente libro para lectores jóvenes.

El texto, que critica la vanidad intelectual y rinde tributo a la fuerza de la poesía, cuenta la historia de una mafia que intenta apoderarse de las palabras en beneficio propio y de paso retrata la forma en que los niños leen hoy en México y cómo consiguen los libros.

El libro es una parábola sobre la importancia del lenguaje y sobre quién es su verdadero propietario. La respuesta es que no hay otro propietario que la gente misma, la gente que transforma las palabras, las usa de distintas maneras y cambia su significado. Es una celebración del lenguaje que nos pertenece a todos”, comenta en entrevista.

Sin embargo, advierte que no se trata de una crítica a las academias de la lengua. “Las academias siempre llegan tarde. Julio Cortázar decía que el diccionario debería llamarse cementerio, porque es a donde van a morir las palabras cuando ya no están vivas en la calle. Es, por supuesto, una visión extrema, pero ilustra el camino del lenguaje que se modifica poco a poco.

Además, el libro está dedicado a María Moliner, quien hizo un diccionario de uso y a quien no se le aceptó su ingreso a la Real Academia de la Lengua en España por machismo y porque tenía ideas republicanas en tiempos de la dictadura franquista, pero, sobre todo, por su criterio filológico”, apunta.

Villoro afirma que el lenguaje es un instrumento vivo que se transforma gracias a la manera en que lo utilizamos, aunque algunos gobiernos autoritarios siempre tienen la tentación de alterar el lenguaje, como lo retrató George Orwell
en 1984.

Entonces, ¿qué pasaría si un grupo de personas decidiera quedarse con ciertos vocablos en beneficio propio?, pregunta Villoro. “Esa es la aventura del libro, que aborda cómo recuperar esas palabras que un grupo de egoístas expertos en la lengua quiere usufructuar, aunque no se trata de una crítica al mundo de las academias, sino sencillamente el posible exceso que podría ocurrir en el loco mundo donde ocurren las fábulas del Profesor Zíper”.

¿Qué despierta en usted el cementerio de las palabras que han caído en el olvido? “Una de las labores de la literatura es mantener la riqueza del lenguaje en estado vivo. Hay ciertas palabras que se dejan de usar, pero que son muy útiles porque no pueden ser sustituidas por otras. Hay muchos discursos en la sociedad contemporánea destinados a simplificar el lenguaje: la publicidad, la demagogia de los políticos son formas de reducir el lenguaje a sus mínimos componentes.

Incluso, hay más máquinas que hablan español que hispanohablantes vivos, ya que los asistentes virtuales son tantos que hablan más que nosotros y no utilizan un español de Lope de Vega, sino uno muy reducido. En comparación con Alexa y Siri, una telenovela parecería un poema de Góngora por su riqueza de vocabulario”, expone.

¿Qué opina de los asistentes personalizados? “Estamos en una situación límite con la inteligencia artificial. Es una posibilidad real que muchas máquinas empiecen a generar lenguajes. De hecho, Los Angeles Times ya ha publicado artículos de periodismo robot y The Guardian publicó un ensayo de opinión escrito por un robot”, se trata de periodismo descriptivo, pero ya se han publicado ejercicios de opinión.

De modo que estamos en la frontera donde podría existir una paulatina sustitución de las funciones humanas por máquinas parlantes, aunque hoy no se sabe en qué medida la inteligencia artificial”, reconoce.

Pese a todo, Villoro destaca que “en este libro del profesor Zíper hay una crítica a la vanidad intelectual, pero también un elogio a la fuerza rebelde de la poesía, ya que los niños protagonistas del libro se disfrazan de tres grandes poetas (Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Octavio Paz) para entrar a la Academia de Control del Idioma y así recuperar las palabras perdidas”, concluye.

 

cva

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