Descontento
Con menos expectativas que de costumbre, dio inicio el nuevo torneo de la Liga MX. El campeonato que ha iniciado en los primeros días de julio para dar oportunidad de terminarlo a finales de octubre, y así darle el mayor tiempo posible al cuerpo técnico de la ...
Con menos expectativas que de costumbre, dio inicio el nuevo torneo de la Liga MX. El campeonato que ha iniciado en los primeros días de julio para dar oportunidad de terminarlo a finales de octubre, y así darle el mayor tiempo posible al cuerpo técnico de la Selección, de preparar la participación del Tri en el Mundial de Catar.
Como era de esperarse, el nivel de futbol se quedó lejos de lo ideal, aunque es cierto que la media de goles por partido no fue mala, el espectáculo en la cancha no es el de una liga que pretende o presume ser de las mejores del mundo.
Entiendo que era la primera fecha, y que hay tiempo para mejorar, pero ya se ha hecho costumbre que, sin importar de qué fecha del certamen se trate, el rendimiento de los equipos no es el mejor. Además, hay que agregar que las directivas siguen trabajando para traer jugadores que refuercen sus planteles y, entre mayor sea el tiempo que tarden en incorporar a las nuevas adquisiciones, menor podrá ser su adaptación; por ende, nada garantiza que el espectáculo en la cancha vaya a tener una mejoría sustancial.
Al rendimiento de los equipos, hay que agregar otro problema que afecta mucho lo que vemos en cada partido: el arbitraje. De nueva cuenta, los silbantes fueron protagonistas importantes de la fecha inaugural del Apertura 2022, con malas decisiones, mala actitud, mala aplicación de los criterios necesarios para llevar un partido a buen puerto.
Entiendo que Armando Archundia acaba de iniciar su gestión al frente de la Comisión de Arbitraje, y que, en el tiempo que lleva, es imposible lograr que todo lo malo que ocurrió con su antecesor se pueda borrar, pero no deja de ser preocupante que los mismos vicios y problemas de torneos anteriores se hayan presentado de nuevo, en los partidos de la jornada del fin de semana.
Un aspecto importante es que, básicamente, se sigue con la misma baraja de árbitros, los mismos que no dejaron de equivocarse en torneos anteriores; siguen recibiendo oportunidades, y siguen fallando. Los mismos errores ahí están: exagerar en el uso del VAR, no utilizarlo correctamente, tener criterios dispares en el mismo juego, ser demasiado protagonistas, no saber controlar a los técnicos, dejar que se pierda demasiado tiempo. Si sumas que los jugadores, en lugar de ayudar, lo que buscan siempre es engañar, entonces la receta es perfecta para partidos aburridos, cortados y repletos de tarjetas.
Archundia y sus colaboradores tienen que trabajar y mucho en encontrar una nueva generación de silbantes, los de ahora ya están muy maleados, y no dan muestras de querer mejorar, de querer entender que lo que han hecho, le pega al espectáculo. Los protagonistas son los futbolistas, pero si los jueces no saben darle continuidad al juego, entonces adquieren un protagonismo innecesario y perjudicial, que genera el descontento de quienes mantienen vivo el negocio: los aficionados.
