El pitcher perfecto
Frustrado, Sandy Koufax tiró los spikes y la manopla al bote de la basura. Con un récord de 813 y 100 bases por bolas otorgadas cerraba la temporada de 1960. En seis años en las Grandes Ligas sumaba 36 triunfos y 40 derrotas. El descontrol que presentaba en la loma, el ...
Frustrado, Sandy Koufax tiró los spikes y la manopla al bote de la basura. Con un récord de 8-13 y 100 bases por bolas otorgadas cerraba la temporada de 1960. En seis años en las Grandes Ligas sumaba 36 triunfos y 40 derrotas. El descontrol que presentaba en la loma, el entonces lanzador de 24 años, había puesto a su carrera en tres y dos.
En un juego de preparación en 1961 abrió con tres bases por bolas por lo que recibió la visita en la loma de su catcher, Norm Sherry, quien le aconsejó relajarse, quitarle velocidad a su recta, que, para entonces, rondaba las 100 millas por hora, y utilizar más su curva. “No intentes lanzar más fuerte, lanza más fácil”.
Entonces llegó la maravillosa transformación. Koufax brilló en las siguientes seis temporadas, ganó tres trofeos Cy Young con sendas triples coronas de pitcheo (líder en ganados, ponches y carreras limpias) y una distinción como Jugador Más Valioso, mientras que Dodgers era protagonista.
“No puedes batear lo que no se ve”, explicaba la estrella de los Cachorros, Ernie Banks, al enfrentar a Koufax. Willie Stargell, legendario jugador de los Piratas, decía que intentar batear una curva del zurdo era como “tratar de tomar un café con un tenedor”. El famoso yanqui, Yogi Berra luego de verlo lanzar entendía cómo es que Koufax había ganado 25 juegos,”lo que no entiendo es cómo perdió cinco”.
Luego de tres juegos sin hit ni carrera, uno por temporada, su mágico momento llegó el 9 de septiembre de 1965 al lanzar un juego perfecto. Retiró a 27 bateadores en fila de los Cachorros, 14 por la vía del ponche, incluyendo a los últimos seis bateadores. Dodgers ganó 1-0 en el único encuentro de la historia en el que sólo se conectó un hit.
El brazo izquierdo de Dios, como era conocido, ganó 26 juegos en 1965 y 27 en 1966, la que sorprendentemente sería su última temporada.
En esos dos años enfrentó episodios dolorosos por la artritis que atacaba su codo izquierdo. Las inyecciones de cortisona estaban destrozando el brazo y su estómago sufría los estragos por la cantidad de antiinflamatorios.
A los 30 años se vio obligado a retirarse y seis años más tarde se convirtió en el más joven en ingresar al Salón de la Fama.
Sanford Braun, nombre original del lanzador, adoptó el apellido Koufax de su padrastro. La fama le incomodaba y tenía una habilidad para desaparecer de los eventos, por eso era conocido como El Fantasma.
El personaje solitario fue un misterio, incluso para su madre, quien conoció más de su hijo hasta que leyó uno de los libros que se han escrito sobre el famoso pitcher.
Sandy Koufax celebra hoy sus 88 años y lo hará, muy probablemente, a su estilo, en solitario. Una soledad que siempre lo acompañó cada que subía al centro del diamante.
