El Ohtani mexicano

El Zurdo Ortiz fue dominante en la loma y también respondía con el madero.El pitcher Alfredo Zurdo Ortiz regala una carcajada al recordar el jonrón que le conectóMickey Mantle, estrella de los Yankees, en el entonces Parque del Seguro Social en 1968. “Le lancé un ...

  • El Zurdo Ortiz fue dominante en la loma y también respondía con el madero.

El pitcher Alfredo Zurdo Ortiz regala una carcajada al recordar el jonrón que le conectó

Mickey Mantle, estrella de los Yankees, en el entonces Parque del Seguro Social en 1968. “Le lancé un salivazo, la pelota la mandó hasta el Panteón Francés y levantó a un muerto”.   

El Zurdo Ortiz brilló a lo largo de su carrera en el centro del diamante, pero también respondía con el madero. Una dualidad que actualmente tiene al estelar japonés Shohei Ohtani, como el deportista con el mejor contrato de la historia. 

En los circuitos nacionales más importantes, la Liga Mexicana de Beisbol y la Liga Mexicana del Pacífico, el veracuzano acumuló 359 triunfos y recetó 2,749 ponches, mientras que, a la ofensiva, pegó 547 hits, de ellos 31 cuadrangulares, y empujó 281 carreras.

Fueron varias las ocasiones en las que lucía dominante en la loma para llevarse una victoria gracias también a uno de sus batazos, ante el delirio de los aficionados de los Diablos Rojos, quienes lo cargaban en hombros luego de aquellas hazañas.

“Dios me dio esa habilidad y yo sólo aprendí”, explica el Zurdo Ortiz, quien comenzó su carrera como jardinero hasta que, en una paliza que estaba recibiendo su equipo, le pidió permiso a su manager Luis Molinero Montes de Oca, de subirse a la loma, y ya no volvió a bajarse de ella. 

Su trayectoria en el beisbol se alargó como manager y coach. Siempre dispuesto a transmitir sus conocimientos a las nuevas generaciones.

Como pitcher asegura que el lanzamiento más efectivo para enfrentar, incluso al bateador más peligroso, es la recta pegada. En su visión como toletero zurdo, opina que una recta alta se convierte en veneno puro.

En los inicios de su carrera recibió la invitación de los Orioles de Baltimore para buscar la posibilidad de llegar a las Grandes Ligas. Fue compañero de cuarto de Jim Palmer, ahora miembro del Salón de la Fama de Cooperstown, en un equipo en el que también brillaba el estelar cubano Mike Cuéllar. Consciente de que las posibilidades de conseguir un lugar en el equipo eran remotas, decidió regresar al beisbol mexicano.

Más adelante, convertido ya en una estrella, fue buscado por los Gigantes de San Francisco y Dodgers de Los Ángeles, pero nunca supo el porqué los directivos de los Diablos Rojos decidieron no negociar su contrato.

El Zurdo Ortiz, quien tuvo su primer contacto en un estadio profesional en Veracruz como vendedor de cojines, actividad en la que le tocó atender a Agustín Lara, celebró ayer sus 80 años. Entre la rumba y con la palomilla, seguramente no faltaron los recuerdos beisboleros.

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