El mánager amputado

En su primera junta como manager de los Cerveceros de Milwaukee, Harvey Kuenn le expresó a sus jugadores: “No me gustan las reuniones, así que esta reunión se acabó. Salgan al campo y diviértanse”. El nuevo piloto sólo abrió la jaula en la que se encontraban los ...

En su primera junta como manager de los Cerveceros de Milwaukee, Harvey Kuenn le expresó a sus jugadores: “No me gustan las reuniones, así que esta reunión se acabó. Salgan al campo y diviértanse”. El nuevo piloto sólo abrió la jaula en la que se encontraban los peloteros y comenzaron a volar. El equipo se levantó de un desastroso inicio de temporada en 1982 y se encaminó a jugar la primera Serie Mundial en su historia. Kuenn destacó como pelotero en Grandes Ligas. Obtuvo la designación de Novato del Año en 1953 con los Tigres de Detroit. Ganó un título de bateo y fue seleccionado a ocho Juegos de Estrellas. También, como miembro de los Cachorros, es recordado por haber sido el último out en el juego perfecto que lanzó Sandy Koufax en 1965, al ser ponchado. Curiosamente, su último hit que conectó en Grandes Ligas fue también ante el legendario zurdo de los Dodgers.

El originario de Wisconsin comenzó a trabajar con Cerveceros de Milwaukee luego de su retiro. Ganó popularidad como coach de bateo y fue parte importante en el desarrollo de jugadores como Robin Yount y Paul Molitor, quienes marcaron una brillante historia en el equipo.

Kuenn también vivió episodios complicados de salud en su estancia con los Cerveceros. En 1976 fue sometido a una operación a corazón abierto y luego a otra cirugía en el estómago. Debido a graves problemas circulatorios que enfrentaba, le tuvieron que amputar parte de la pierna derecha desde la zona de la rodilla. Seis meses después ya estaba de vuelta en los diamantes con una prótesis.

Por su lealtad, recibió la oportunidad de dirigir a los Cerveceros a mitad de la temporada de 1982. Logró llevar con éxito a esa novena que integraban los futuros miembros del Salón de la Fama, Rollie Fingers, Don Sutton, Ted Simmons, Molitor y Yount. La inseparable bola de tabaco que mascaba y el lento caminar, debido a la prótesis en su pierna derecha, marcaron su etapa como mánager. Aquel equipo era como una gran familia, concretó el título divisional en el último día de la temporada regular y luego se levantó de una desventaja de 0-2 en la Serie de Campeonato de la Liga Americana para superar a los Angelinos en cinco juegos. Finalmente, en el Clásico de Otoño cayó en siete encuentros ante Cardenales.

Harvey Kuenn sólo dirigió dos temporadas a Milwaukee, a pesar de acumular un récord positivo de 160 victorias y 118 derrotas. Sus problemas de salud eran una interrogante para la directiva encabezada por Bud Selig, quien años después sería el comisionado de Grandes Ligas. Harvey Kuenn se mantuvo dentro de la organización en funciones de buscador de talento y combinaba sus actividades con negocios personales. En 1988, mientras tomaba una ducha en su hogar, murió de un infarto a los 57 años.

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