El audaz jardinero
El Ebbets Field, de Brooklyn, estaba envuelto en un silencio sepulcral aquel 4 de junio de 1947. Los más de 30 mil aficionados, en la entonces casa de los Dodgers, estaban alarmados luego del escalofriante choque del jardinero central, Pete Reiser, con la barda, al ...
El Ebbets Field, de Brooklyn, estaba envuelto en un silencio sepulcral aquel 4 de junio de 1947. Los más de 30 mil aficionados, en la entonces casa de los Dodgers, estaban alarmados luego del escalofriante choque del jardinero central, Pete Reiser, con la barda, al intentar atrapar un batazo en el duelo ante los Piratas de Pittsburgh.
Reiser, quien quedó inconsciente en el campo, sangraba de la cabeza. Dentro de su manopla se asomaba la esférica, una prueba de que había concretado la atrapada.
Todavía con el uniforme de Dodgers, fue llevado en camilla al hospital en el que afortunadamente logró recuperarse de otra conmoción cerebral.
Pete Reiser salió en camilla 11 ocasiones a lo largo de su carrera. Siete veces se estrelló con las bardas. Se rompió ambos tobillos, tuvo desgarres, se fracturó la clavícula derecha, se dislocó el hombro izquierdo y cinco veces acabó inconsciente.
También fue uno de los jugadores más rápidos de su generación. En una temporada fue campeón de robos de base e impuso un récord que se mantiene vigente al robarse en siete ocasiones el home en una temporada.
De novato, Reiser, de 22 años, fue el más joven en la historia en ser campeón de bateo. Además, esa misma campaña, la de 1941, fue líder de dobles, triples y carreras anotadas.
El manager de Dodgers, Leo Durocher, lo definió como uno de los mejores peloteros que había visto y lo comparó con Willie Mays, sólo que le fortuna no le acompañó con las lesiones.
Reiser llegó a tomar un turno de la Serie Mundial con un tobillo fracturado. En otro momento, en el que tenía su brazo derecho enyesado, aprendió a lanzar la pelota como zurdo.
Ya en el retiro, mostraba un lento caminar muy diferente al del atleta que era capaz de correr 100 yardas en menos de 10 segundos y al que mostraba un poder descomunal.
Harold Patrick Reiser, como era su nombre completo, regresó con Dodgers como coach y fue mentor de Maury Wills, quien es el máximo robador de bases en la historia del equipo.
Habría durado más tiempo en el beisbol, pero advertía que “no sabía jugar de otra manera”.
A partir de 1948, un año después de la terrible acción en el jardín, se colocaron protectores acojinados en las bardas del estadio de los Dodgers. Pete Reiser dejó otro legado, ya que para evitar más encontronazos de jugadores, se creó la famosa franja de advertencia en todos los parques de beisbol, la señal de alarma para los jardineros de que están a unos pasos de la cerca.
Pete Reiser, quien murió a los 62 años en 1981, tenía todo para desarrollar una carrera que lo hubiera llevado al Salón de la Fama, pero se tuvo que conformar con ser recordado como uno de los grandes guerreros del beisbol.
