Del micrófono al dugout

El pitcher estelar de los Padres de San Diego, Randy Jones, se sorprendió al momento que Jerry Coleman, comentarista radial del equipo, le reveló un secreto: “Yo seré el próximo mánager”. Un día antes, los Padres habían concluido la temporada de 1979 con otro ...

El pitcher estelar de los Padres de San Diego, Randy Jones, se sorprendió al momento que Jerry Coleman, comentarista radial del equipo, le reveló un secreto: “Yo seré el próximo mánager”. Un día antes, los Padres habían concluido la temporada de 1979 con otro fracaso. La salida de Roger Craig como piloto era oficial.

Coleman fue presentado unos días después como nuevo manejador en una conferencia en la que las bromas no se hicieron esperar. “Quisieron nombrar Gary Coleman y se equivocaron”, dijo con sarcasmo uno de los periodistas en relación al actor, recordado por una famosa serie, que en México se conoció con el nombre de Blanco y Negro.

En una extraña coincidencia, el actor Gary Coleman había estrenado justo por esos días una película en la que era protagonista. La trama se centraba en un bat boy de los Padres que sorpresivamente llega a convertirse en el mánager.

En la historia real, Jerry Coleman, el primero en ser nombrado mánager directo de la cabina de radio y sin experiencia alguna como manejador, estaba seguro de convencer a los escépticos. Coleman, a sus 55 años, aceptaba el gran reto. Su respaldo en los diamantes beisboleros era el brillante paso como segunda base de los Yankees, la participación en seis Series Mundiales y el ser nombrado Jugador Más Valioso en el Clásico de Otoño de 1950.

Para la temporada de 1980 se incorporó como mánager del equipo del que había sido testigo de todos sus encuentros desde la cabina de radio a partir de la campaña de 1972. Estaba al frente de un roster de San Diego, que incluía a jugadores de la talla de Ozzie Smith, Dave Winfield y Rollie Fingers, tres futuros miembros del Salón de la Fama.

El recuerdo que dejó como pelotero poco le ayudó a Jerry Coleman. Aunque tuvo un inicio victorioso, terminó con otra temporada perdedora para Padres. En gran parte se debió a que la mayoría de los jugadores no superaron el hecho de tener de mánager a quien antes sólo lo veían como un comunicador.

El experimento duró sólo una temporada y Jerry Coleman regresó a las cabinas en donde desarrolló una reconocida trayectoria hasta 2014, cuando murió a los 89 años.

Pero Jerry Coleman fue un héroe mucho más allá de los diamantes. Como piloto de la Marina de Estados Unidos participó en 120 misiones de combate, 57 durante la Segunda Guerra Mundial y 63 en Corea. Recibió numerosos honores y medallas.

Jerry Coleman siempre se caracterizó por su sencillez y nobleza, a pesar de sus blasones y reconocimientos que obtuvo. Una estatua en su honor, afuera del estadio de los Padres, le rinde un merecido tributo y hace que su famosa voz recorra los rincones entre los aficionados que lo recuerdan.

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