¿Es un simple juego?
Hubo mucha expectativa sobre el juego que se celebró antenoche en el Truist Park de Atlanta. Un estadio de esos de “última generación” donde seguramente lo pudieron notar varios inmuebles aledaños tienen terrazas con vista al diamante, complementado idealmente con ...
Hubo mucha expectativa sobre el juego que se celebró antenoche en el Truist Park de Atlanta.
Un estadio de esos de “última generación” donde —seguramente lo pudieron notar— varios inmuebles aledaños tienen terrazas con vista al diamante, complementado idealmente con una serie de restaurantes y atracciones alrededor. Hemos señalado cómo son los planes para varias franquicias, entre ellas dos notorios proyectazos, como lo son los Mets y los Orioles: una “CIUDAD BEISBOL” llena de entretenimiento alrededor de un espacio del parque de pelota y, dicho de otra manera, la caja registradora sonando todo el tiempo posible para pagar los sueldazos de un Juan Soto, de un Aaron Judge, de un Shohei Ohtani.
Por todo esto y por si alguna vez se le acusó de “plaza racista”, lo sucedido en el estado de Georgia se puede entender como una alegoría, pues se tuvo un vistoso homenaje al otrora plusmarquista de cuadrangulares Hank Aaron, y el platillo esperado fue una extraordinaria exhibición prácticamente con todos (algunos lanzadores deben descansar) los estelares del mejor beisbol del mundo.
El juego que iba dramáticamente cuatro carreras a cero para la Liga Nacional, se empató y se fue a una 9a entrada donde, valerosamente, la Liga Americana sacó inspiración para, de nuevo, empatar un extraordinario juego de pelota: 6-6 y nos vamos a extr… ¿nos vamos a tablazos?
Hágase constar cómo mencionamos primero lo positivo, pues, la verdad, en cuanto a lo del diamante, se jugó con enorme calidad, aunque… sí, ya deben hacer algo con este formato: se dirá cuantas veces sean necesarias.
Es más, si tienes al samurái Ohtani como un gran imán para la pelota de Oriente, ya es hora de aliviar un “Home Run Derby” más artificial que ChatGPT: tienes ya, forzosamente, que incluir toques de bola, velocidad a primera y segunda base, los mejores tiros de receptor a segunda base, tirazos de jardineros al plato, que sea una fiesta completa para un día completo y no cuadrangulares en una sucesión casi ignominiosa, cuando ésa no es la única esencia del juego y Su Majestad el pitcheo así lo confirma día a día.
Se han esmerado en juntar un Draft de primera firma como evento parte de las festividades, se ha incluido otro juego de jóvenes, por supuesto el casi siempre interesante Futures Game, pero esto del HR Derby debería reinventarse.
Entonces la polémica de decidir un empate con un formato de, digamos, “Mini HR Derby”, puede entenderse, aunque sí, los amantes de la historia beisbolera se llevan las manos a la cabeza con esta innovación, sobre todo porque el miedo es entendible: NO se les vaya a ocurrir aplicar esta regla de desempate para la temporada regular, ¿o sí rifa?
