Dieta mediterránea reduce el riesgo genético de Alzheimer, revela estudio
El estudio, publicado en la revista Nature Medicine, revela que las personas con mayor riesgo genético de Alzheimer presentan beneficios más notables al seguir esta dieta

Un equipo de investigadores del Hospital General de Massachusetts (Mass General Brigham, Estados Unidos) sugiere que seguir una dieta mediterránea podría ayudar a reducir el riesgo genético de padecer demencias como el Alzheimer.
El estudio, publicado en la revista Nature Medicine, revela que las personas con mayor riesgo genético de Alzheimer presentan beneficios más notables al seguir esta dieta, en comparación con aquellas con un riesgo menor.
"Una de las razones por las que quisimos estudiar la dieta mediterránea es que es el único patrón alimentario que se ha vinculado causalmente con beneficios cognitivos en un ensayo aleatorizado", afirmó la doctora Yuxi Liu, primera autora del estudio e investigadora del Departamento de Medicina del Hospital Brigham and Women's.
Beneficios en personas con riesgo genético elevado
Liu explicó que uno de los principales objetivos era determinar si estos beneficios varían en personas con diferentes antecedentes genéticos, y examinar la función de los metabolitos sanguíneos, que reflejan cómo el cuerpo procesa los alimentos y lleva a cabo funciones normales.
Las personas que siguieron esta dieta mostraron un deterioro cognitivo más lento, especialmente aquellas con dos copias de la variante del gen APOE4, el principal factor de riesgo genético para el Alzheimer esporádico. Este grupo tiene un riesgo hasta doce veces mayor de desarrollar la enfermedad en comparación con quienes no presentan esta variante.
"Estos hallazgos sugieren que las estrategias dietéticas, en particular la dieta mediterránea, podrían ayudar a reducir el riesgo de deterioro cognitivo y prevenir la demencia al influir en rutas metabólicas clave", subrayó Liu.
Estudios y métodos de análisis
Además, indicó que esta recomendación es aplicable a la población general, pero podría ser aún más importante para quienes tienen un mayor riesgo genético.
La investigación se basó en datos de 4,215 mujeres participantes en el Estudio de Salud de Enfermeras de Estados Unidos, con seguimiento entre 1989 y 2023 (edad promedio de 57 años al inicio).
Para validar los resultados, se analizaron datos de 1,490 hombres del Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud, también en Estados Unidos, con seguimiento de 1993 a 2023.
Limitaciones y proyecciones futuras
Los investigadores evaluaron los patrones dietéticos a largo plazo mediante cuestionarios de frecuencia alimentaria y analizaron muestras de sangre para detectar una amplia gama de metabolitos, además de utilizar datos genéticos para estimar el riesgo hereditario de cada participante.
Posteriormente, se dio seguimiento a las personas para identificar nuevos casos de demencia. Un subgrupo de 1,037 mujeres se sometió a evaluaciones cognitivas telefónicas periódicas.
Entre las principales limitaciones del estudio se señala que la cohorte estaba compuesta por personas con alto nivel educativo y ascendencia europea, lo que resalta la necesidad de realizar más investigaciones en poblaciones diversas.
Aunque los resultados muestran asociaciones relevantes, la genética y la metabolómica aún no forman parte de la mayoría de los modelos clínicos de predicción del Alzheimer. Por ello, los autores destacan la importancia de seguir investigando para trasladar estos hallazgos a la práctica médica.
"En futuras investigaciones, esperamos explorar si la modificación de metabolitos específicos mediante la dieta u otras intervenciones podría ofrecer un enfoque más personalizado para reducir el riesgo de demencia", añadió Liu.
En el estudio también participaron la Escuela de Salud Pública T. H. Chan de Harvard y el Instituto Broad del MIT y Harvard, en Estados Unidos.
Básicamente, ¿en qué consiste la dieta mediiterránea?
La dieta mediterránea no es un plan rígido de calorías ni una lista estricta de alimentos, sino un patrón alimenticio basado en los hábitos tradicionales de los países que rodean el mar Mediterráneo, principalmente Grecia, Italia y España, a mediados del siglo XX. En ese periodo, la incidencia de enfermedades cardiovasculares era baja en dichas regiones.
Principios básicos de la dieta
Se basa en el consumo de grasas saludables, siendo el aceite de oliva extra virgen la fuente principal de grasa, rica en ácidos grasos monoinsaturados.
Incluye una abundancia diaria de vegetales y frutas, además de legumbres, frutos secos, semillas y cereales integrales como base de la alimentación.
El consumo de pescado y mariscos se recomienda al menos dos veces por semana, aportando proteínas y ácidos grasos omega-3.
Alimentos de consumo moderado
Los lácteos, principalmente yogurt y quesos frescos, se consumen en pequeñas cantidades.
La carne roja y procesada se limita a ocasiones especiales, mientras que las aves y huevos se consumen de forma moderada.
El vino tinto puede incluirse con moderación y usualmente acompañado de las comidas, dentro de un contexto cultural específico.
Más que una dieta: un estilo de vida
La dieta mediterránea también implica hábitos de vida saludables. Se promueve comer en compañía, mantener una actividad física regular y valorar la frescura y estacionalidad de los alimentos.
El agua es la bebida principal recomendada en este modelo de alimentación.
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