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La Danza del Venado

Ricardo Peralta Saucedo

Ricardo Peralta Saucedo

México correcto, no corrupto

Las astas y los movimientos coreográficos tradicionales de la mundialmente conocida Danza del Venado —dicho en idioma yaqui Maso yiwame— enarbola una representación artística de un binomio ancestral, el astuto animal y el osado cazador enfrentados.

Desde tiempos inmemorables, en las pinturas rupestres se representó ese nexo indisoluble entre la necesidad y la creatividad, para satisfacer las más elementales necesidades.

En esta expresión se muestra el sentimiento y relación entre el cazador y el cazado, un evento que nos liga a una comunidad internacional donde, según testimonios, data desde hace más de dos mil 500 años de existencia.

Cuando menos la tribu Yaqui es binacional, porque las fronteras no reconocen geografía política, habitan desde Arizona hasta el sur de Sonora. En Estados Unidos tienen 400 hectáreas de reserva, en México, más de 485 mil 235. Lázaro Cárdenas, mediante decreto presidencial, les otorgó ese territorio en 1938.

Su presencia en nuestro país forma parte del gran tesoro cultural de la nación mexicana. Su territorio cruza desde lo místico hasta la desgarradora situación socioeconómica de la mayoría de sus miembros. La enorme extensión territorial hace que hoy encuentren retos y oportunidades donde el factor diálogo, entendimiento y beneficio colectivo sean los que se prioricen en favor de todas las generaciones de esta llamada Nación Yaqui, es un orgullo mexicano. El acompañamiento para coadyuvar y establecer los principios de solución se dan después de décadas de abandono. Nunca antes el gobierno de México estuvo tan presente en el sagrado territorio yaqui.

La bandera Yaqui contiene un significado en todos sus elementos: el azul representa el agua y el cielo; el rojo, la sangre que se ha derramado en estas tierras para poder conservar su existencia milenaria y la defensa de toda su riqueza natural, fuente principal de su existencia hasta nuestros días; las cuatro estrellas simbolizan los puntos cardinales: norte, sur, este y oeste; la luna representa a la madre y el sol al padre; en la parte central la cruz negra, símbolo de la religión católica, guardando luto a todos los yaquis que han defendido su nación y el valor de su historia.

Es de alta importancia mantener la unidad de la tribu, también el respeto a los usos y costumbres y respeto al marco jurídico nacional, sus autoridades son emblemáticas y de valía inmemorial.

Otro símbolo característico de las comunidades yaquis son los huaraches, que representan los pasos que han caminado para la defensa de sus orígenes, tradiciones, cultura, forma de gobierno y riquezas naturales.

En palabras de un integrante de la comunidad, ser yaqui representa toda una historia milenaria de lucha que, a través de la palabra firme, defiende su existencia y riquezas naturales.

Los yaquis son un baluarte convencido de la Cuarta Transformación de México.

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