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Energía eléctrica en un juego limpio

Ricardo Peralta Saucedo

Ricardo Peralta Saucedo

México correcto, no corrupto

El 14 de agosto de 1937, en el sexenio del presidente Lázaro Cárdenas, se creó la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Su finalidad era producir, transmitir y distribuir energía eléctrica a costos accesibles para todos los mexicanos, la cual no brindaban las empresas extranjeras que radicaban en México. Esto creó una alternativa de la cual se beneficiaron sectores populares en, principalmente, dos rubros,   primero permitió que más personas pudieran acceder a bombeo de agua para riego y, segundo, brindó alumbrado público accesible para más comunidades.

 

Actualmente, la CFE sigue cuidando la seguridad en el sistema eléctrico. Uno de los ejemplos es el respaldo de energía eléctrica que brinda a la red de generación eólica. El gobierno de México, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, no se opone a que se logre esta transición, sin embargo, la Cuarta Transformación prometió al pueblo de México defender nuestro patrimonio y poner los intereses nacionales por encima de cualquier otro. Es un asunto de asegurar la soberanía energética.

Los cambios promovidos en administraciones pasadas prometían una cosa: bajar los costos de la energía eléctrica para las familias mexicanas. La propuesta partía de un diagnóstico que concluyó lo siguiente: la energía eléctrica era más cara que en otros países y el sistema tenía mayores pérdidas por fugas de electricidad. Lo anterior, derivado de la falta de inversión que se había hecho para modernizar la red. Al abrir la red a la competencia privada que genera electricidad a partir de fuentes limpias, los costos bajarían significativamente.

Sin embargo, esta reforma dejó a la deriva a la CFE. El diagnóstico era cierto, pero se determinó privilegiar a grandes empresas con contratos opacos, antes que invertir en la modernización y fortalecimiento de la CFE para que fuera ésta —desde el Estado mexicano— la vanguardia en la generación de energía y, con ello, las fuentes limpias.

La CFE siempre tuvo una vocación social y de gran compromiso con la industria mexicana. El periodo neoliberal destruyó dicha vocación y dejó de invertir en ella. La apuesta debe ser recuperarla; regresar a la visión original, pero apuntando al futuro y en beneficio de los más necesitados. Bajo el liderazgo de la secretaria Rocío Nahle se podrá lograr.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador llegó para instaurar un Estado que ponga en el centro el bien de la mayoría de la población y para combatir frontalmente los actos de corrupción. Así lo demostró con la cancelación del difunto aeropuerto de Texcoco.

 

 

 

Todas y todos los mexicanos queremos energías limpias, somos un gobierno humanista y sería contradictorio suponer que estamos en contra de que se usen recursos renovables, pero también somos un gobierno democrático, por ello defendemos la soberanía y la seguridad energética de todas y de todos.

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