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Dársena de ciaboga

Ricardo Peralta Saucedo

Ricardo Peralta Saucedo

México correcto, no corrupto

La operatividad de prácticamente cualquier organización pública o privada no necesariamente tiene el éxito en la idea de un plan en determinado territorio, institución, materia, jurisdicción o industria.

La enorme importancia del triunfo de una operación radica primordialmente en que todas las acciones armónicas y concatenadas tengan bajo su responsabilidad a diversos actores, cada uno con una función y ejercicio especializado, ya sea con la experticia de un talento o en la ejecución como resultado de la repetición estratégica con pericia y habilidad que el propio ejercicio haya dado en el pasado.

En términos técnicos, la dársena de ciaboga se refiere al área marítima dentro de los puertos determinada para que los barcos realicen todo tipo de maniobras vinculadas con el tráfico y la operación marítima, vigilancia, supervisión, embarque de personas y mercancías. La funcionalidad de estas zonas se mide en torno a la propia amplitud y profundidad que alcancen a tener, de ahí que se haya acuñado una frase hoy ocupada en diversas materias: “operación de gran calado”, que en náutica no se refiere más que a la distancia vertical entre un punto de la línea de flotación y la línea base o quilla, incluido el espesor del casco, una medición de las grandes embarcaciones que parte del espacio sumergible de un barco al interior del mar, río, lago o donde éste navegue. Se refiere, por supuesto, al tránsito de buques de gran magnitud que permiten el transporte de miles de toneladas de mercancías o de miles de pasajeros en su caso, es decir, realiza acciones de “gran calado”.

Esta metáfora, a manera de sugerencia, recomienda ampliar los nichos operativos, para que todas las acciones que se efectúen en cualquier organización se encuentren preparados para magnas obras, donde cada vez sean más comunes los resultados de alto nivel y sea un ejercicio consuetudinario realizar actos que, por su envergadura, puedan tener capacidades de talla mundial. Continuando con la metáfora, los puertos mexicanos no tienen la capacidad para recibir buques de cuarta generación por la ausencia de infraestructura, la capacidad técnica limitada en términos macrologísticos y por carecer de una dársena de ciaboga con capacidad para dar acceso a embarcaciones de gran calado insertadas en la red mundial de comercio que puedan maniobrar y lograr sus objetivos.

México tiene en ciernes el inicio de la Cuarta Transformación, un tratado de comercio internacional, T-MEC, con enorme potencial, el gran reto que la pacificación representa y, por supuesto, la gran tarea de no bajar los brazos en la lucha contra covid-19. A pesar de todo ello, aunado a los malos augurios de los que, por fortuna, ya no nos gobiernan y de los amantes de la corrupción y la difamación, seguros estamos que nuestro país saldrá airoso y fortalecido, continuaremos de pie.

Es labor de todo mexicano hacer que la dársena de ciaboga en nuestra nación crezca, para que las operaciones diarias sean del tamaño de las aspiraciones de las y los patriotas de esta tierra.

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