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Urge regular la maternidad subrogada

Raymundo Canales de la Fuente

Raymundo Canales de la Fuente

Desde hace años he insistido, en este espacio, acerca de la urgencia de regular todo lo relativo a la reproducción asistida y, especialmente, la maternidad subrogada.

Como muchos actores sociales, he puesto en relieve los enormes riesgos de mantener un estado de las cosas como el de hoy, es decir, sin ley.

México es actualmente y territorio apache. Cientos de miles de personas acuden anualmente a servicios médicos con la finalidad de obtener descendencia y el día de hoy se encuentran en la peor desprotección posible: Como país, carecemos de los mínimos normativos que garanticen el respeto a los derechos de recién nacidos, mujeres, parejas, personal médico, hospitales, etcétera.

La hoy vieja técnica de obtener óvulos de una mujer y fertilizarlos en el laboratorio con espermatozoides de su pareja para, posteriormente, introducir esos embriones en el interior de la matriz femenina, logrando así la preñez, ha dado pie a que se pueda efectuar ese método bajo muchas circunstancias.

La maternidad subrogada significa transferir esos embriones a otra mujer, ajena a la pareja, quien llevará al término la gestación para entregar al recién nacido a quienes le encargaron la noble tarea.

Las indicaciones médicas para este tipo de maternidad son muchas, basta pensar en una mujer que por cualquier causa haya perdido la matriz y desea tener hijos.

La nobleza de la técnica salta a la vista. Bajo estas circunstancias, hoy puede lograrlo; por lo que me parece una supina irresponsabilidad de los legisladores (por no decir corrupción) no haber abordado el tema con la seriedad que requiere y no haber generado el marco normativo que le pueda brindar protección a la población.

Las razones en la historia legislativa reciente son muchas, pero las resumo en dos ideas: Cuando se han presentado iniciativas tendientes a permitir y regular la maternidad subrogada, aparecen actores oscuros, dedicados al cabildeo e inspirados en algún pensamiento religioso, cuya única finalidad ha sido bloquear el progreso de este tipo de normas. Por otro lado, cuando los legisladores ultraconservadores presentan iniciativas tendientes a restringir y prohibir la maternidad subrogada, son bloqueados inmediatamente porque contienen valores antidemocráticos y en contra de los derechos reproductivos de las personas.

Lamentable escenario de país subdesarrollado. Se requiere de legisladores dispuestos a jugársela en serio a favor de la población y, por supuesto, identificados con la laicidad; es imposible el progreso analizando el fenómeno bajo puntos de vista religiosos.

Hoy estoy más alarmado que nunca porque además, en este baño de sangre que caracteriza al México del presente, están apareciendo crímenes de una crueldad inenarrable, caracterizados por el asesinato de mujeres embarazadas cerca del término de la gestación, en los que se extrae al feto de su vientre.

Ignoro la relación que pudiera tener con la maternidad subrogada, pero resulta inevitable pensar en su posible asociación por el hecho de que seguimos sin leyes y reglamentos.

Ojalá que la nueva administración de Andrés Manuel López Obrador y el renovado Congreso cuenten con personas que acepten abordar el tema con la indispensable seriedad y estén dispuestos a jugarse el todo por el todo para presentarle a la sociedad una legislación moderna, acorde y que brinde la protección necesaria a todas y a todos.

 

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