Riesgo del paracetamol en el embarazo

El ácido acetilsalicílico es un medicamento de uso histórico y con demostrados efectos analgésicos.

Desde la terrible experiencia, a principios de los 60, de los estragos en términos de malformaciones causadas por la talidomida (fármaco desarrollado en Europa para disminuir las náuseas en el embarazo), la vigilancia estricta sobre medicamentos prescritos durante la gestación, ha sido una constante en todo el planeta. Existe una clasificación de los fármacos en cuanto al riesgo durante el embarazo de la agencia reguladora norteamericana (FDA) en la que se clasifican por riesgo. En dicho documento, dentro del apartado sin riesgo, aparece solamente la penicilina, que a lo largo de tantos años ha demostrado seguridad casi absoluta en relación con el embrión y al feto. Todos los demás están en las clasificaciones ulteriores, que son “riesgo desconocido”, “riesgo probable” o de “alto riesgo”.

El ácido acetilsalicílico es un medicamento de uso histórico y con demostrados efectos analgésicos, prácticamente está integrado en la cultura occidental, de forma que se vende solo. Ya los fabricantes no necesitan promocionarlo, pero durante la gestación su uso debe estar muy limitado a ciertas circunstancias y dosificaciones, ya que en las dosis regulares puede causar hemorragia por su conocido efecto de impedir la función de las plaquetas.

Desde hace mucho tiempo hemos prescrito —los obstetras— como analgésico regular, sustituyendo muchas veces al mencionado ácido acetilsalicílico, el llamado paracetamol también conocido como acetaminofén, con cierta tranquilidad en vista de que no ha demostrado causar malformaciones fetales. La sorpresa es un artículo de reciente aparición en el que un grupo de la Universidad de Bristol, en Gran Bretaña, estudió cerca de siete mil 800 mujeres y sus niños a lo largo de casi siete años.

Dividieron a las mujeres en tres grupos. El primero estuvo constituido por quienes consumieron paracetamol en el embarazo. El segundo por quienes lo hicieron después del parto y el último, por quienes no lo consumieron.

Los resultados son francamente sorprendentes, porque se demuestra claramente que los niños nacidos del grupo con consumo del medicamento en el embarazo tienen de 25 a 40% más problemas conductuales de hiperactividad en comparación con los nacidos de los otros dos grupos de mujeres.

Ya existía una advertencia de la FDA respecto a riesgos asociados con el medicamento en el embarazo, pero el presente estudio parece reforzarlos, así que no debemos sorprendernos si a corto plazo se prohíbe la utilización en estas circunstancias, lo que nos enfrentará a un nuevo problema ético, ya que probar un medicamento más novedoso implica desconocer los nuevos riesgos. Por lo pronto, los obstetras debemos estar atentos a los hallazgos que se reporten y, muy probablemente, restringir nuestras prescripciones. Acá, nuestra agencia reguladora es la Cofepris, que fuera de obligar a la industria a incluir leyendas en las cajas de medicamentos, no tiene prácticamente poder sobre el mercado, así que resultará mucho más difícil el control.

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