Xóchitl Gálvez, presidenta

En esa multitud del Zócalo y de más de 100 plazas públicas, había personas que hace seis años decidieron votar por quien hoy los insulta desde Palacio Nacional

En esta semana tuvimos dos acontecimientos de enorme importancia para el país: el primero fue la magna concentración de ciudadanos mexicanos que en más de 100 localidades del país se reunieron para manifestar pacíficamente su apoyo a las leyes que nos rigen y nuestro rechazo a los intentos de la Presidencia de destruir las instituciones que nos permiten vivir en libertad; una vez más dieron muestra de civilidad y respeto. Y tan sólo unos días después, Xóchitl Gálvez rindió protesta como candidata a la Presidencia de la República ante el Instituto Nacional Electoral.

Estos dos eventos tienen una enorme relevancia a pocos meses de la elección presidencial; ante cientos de miles de ciudadanos reunidos en el Zócalo —con la presencia cada vez mayor de jóvenes, lo que es alentador—, el expresidente del INE, Lorenzo Córdova, destacó la importancia de lo que puede ocurrir e, hizo un símil respecto al INE que todos captaron plenamente: “Nos pasamos más de 4 0años construyendo una escalera cada vez más sólida, cada vez más firme para que quien tuviera los votos pudiera acceder al primer piso y hoy, desde el poder, quien llegó a ese primer piso por la voluntad de la ciudadanía, pretende destruir esa escalera para que nadie más pueda transitarla, no se vale destruir la condiciones, las reglas y los procedimientos”.

Y es totalmente cierto, porque nosotros recordamos los trabajos que se tuvieron que hacer para que el Instituto Federal Electoral dejara de estar en manos del gobierno y se convirtiera en un Instituto Nacional Electoral autónomo. Los asistentes captaron el mensaje y una vez más dan su apoyo y lo refrendarán con su voto el día de las elecciones.

Por su parte, Xóchitl Gálvez, al presentarse en el Instituto Nacional Electoral, dijo, entre otras cosas: “La historia del INE es la historia de un pueblo plural que encontró en la democracia la mejor forma de gobierno para darle vida a esa diversidad social.

“El hecho de que pensemos diferente no debe ser motivo o causa para el odio o el insulto. El presidente López Obrador llamó a quienes llenaron el Zócalo el pasado domingo corruptos y oligarcas. La señora Sheinbaum, su candidata, los llamó falsos e hipócritas. En esa multitud del Zócalo y de más de 100 plazas públicas, había personas que hace seis años decidieron votar por quien hoy los insulta desde Palacio Nacional. Precisamente, el doctor Carlos Urzúa estuvo el domingo pasado en el Zócalo y hace seis años creía sinceramente en el proyecto político de Andrés Manuel López Obrador, “no se equivoque, no se equivoquen, Presidente, es normal que en una democracia las personas piensen distinto a la autoridad”.

Y añadió de manera enfática: “Señor Presidente, le recuerdo que usted ya no estará en la boleta electoral, si usted es un demócrata, usted debe estar preparado para su derrota. Por respeto a su candidata, por respeto a la democracia, por respeto al pueblo saque ya las manos de esta elección”.

¡Cómo no vamos a estar orgullosos de lo que ocurrió y de lo que pasa cada día en los meses anteriores a la elección! Aún hay mucho por recorrer, pero propios y extraños aquí y en el extranjero evidencian más las carencias, corrupción y violaciones a la ley de este gobierno, que sólo son respuestas en las mañaneras con insultos y descalificaciones.

Estoy seguro de que el proyecto de nación y los planes e iniciativas de la candidata Xóchitl Gálvez servirán para que cada día más mexicanos se den cuenta de la importancia de ganar las elecciones para poder iniciar la reconstrucción del país, que ha sido dañado como nunca por ignorancia, estulticia, corrupción y mala fe.

Todos listos para votar; hay que revisar que la credencial del INE esté vigente.

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