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Símbolos

Pascal Beltrán del Río

Pascal Beltrán del Río

Bitácora del director

 

El presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, ha dado varias veces muestra de la importancia que otorga a lo simbólico.

Esta semana, la bancada de Morena en la Cámara de Diputados presentó una iniciativa para modificar el orden de los colores de la banda presidencial.

¿Por qué lo hizo? Es muy probable que para revertir lo realizado en el sexenio de Felipe Calderón, cuando se dispuso que el color rojo ocupara la franja de arriba de la tira de tela que simboliza el poder presidencial y que el Ejecutivo porta, por disposición legal, sólo en algunas ceremonias oficiales, como la toma de posesión, la presentación del informe anual de gobierno y el Grito de Independencia.

La reforma, realizada en junio de 2010, cambió una tradición de más de un siglo de la banda presidencial, que en todo ese lapso había tenido el verde en la parte superior.

Hace ocho años se adujo que la banda era una forma de presentación de la bandera nacional y que, por tanto, debía sujetarse al mismo orden de los colores: vista de frente, primero debía ir el verde y al final el rojo.

No existe consenso en cuanto al origen de la banda presidencial. Hay quien considera que fue inspirada en la Orden de Guadalupe, creada por Agustín de Iturbide en febrero de 1822 para recompensar a quienes se distinguían por su valor, talento y virtudes cívicas. La presea tenía un listón tricolor que rodeaba el cuello de quien la portaba.

No existen retratos de todos los presidentes de la República luciendo la banda presidencial. Curiosamente, hay uno de Guadalupe Victoria, el primer presidente, que lo muestra con una banda que tiene el color rojo en la franja superior. Sin embargo, desde Porfirio Díaz hasta Vicente Fox, todos usaron la banda con el verde en la parte de arriba.

Eso cambió con Felipe Calderón, el único presidente moderno que ha usado la banda con las dos combinaciones, una antes de 2010 y otra después. Enrique Peña Nieto mantuvo la disposición de usar el rojo arriba, cosa que ahora se busca cambiar.

Pero el uso de los símbolos por parte de López Obrador va más allá.

Desde hace tiempo, el hoy mandatario electo ha mostrado su predilección por el escudo nacional que estuvo vigente desde la promulgación de la Constitución de 1857 y hasta 1881: un águila de frente, con las alas rectas y desplegadas.

Dicho escudo fue el antepenúltimo con el águila de frente, pues durante el Porfiriato todavía se le hicieron dos modificaciones. Pese al derrocamiento de Díaz, Francisco I. Madero dejó el símbolo intacto, pero, en 1916, Carranza decidió que para romper con el pasado había que cambiar radicalmente el escudo. Y encargó uno con el águila de perfil, que fue realizado por el artista michoacano Antonio Gómez Rodríguez.

En 1934, el presidente Abelardo L. Rodríguez ordenó un cambio más, que corrió a cargo del diseñador jalisciense Jorge Enciso.

La actual versión del escudo nacional acaba de cumplir medio siglo de existencia y es obra del ilustrador y muralista potosino Francisco Eppens. Fue aprobada en el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz.

El martes pasado, López Obrador apareció en un video comentando las reacciones a la decisión de cancelar las obras del Nuevo Aeropuerto Internacional de México en Texcoco.

En una mesita, a un lado de donde estaba sentado, había una pequeña bandera de México con el escudo que data de 1857, el lábaro patrio de la época de Juárez y la guerra contra la intervención francesa y el imperio de Maximiliano.

La presencia de dicha bandera en el video desató la especulación en las redes sociales. ¿Se propondrá el presidente López Obrador modificar el escudo nacional y volver a hacer oficial la del águila de frente con las alas desplegadas?

Por lo pronto, no hay nada que lo indique con certeza. Pero la reforma para cambiar el orden de los colores de la banda –que se ceñirá por primera ocasión dentro de un mes– y el uso de la bandera juarista en el video mencionado son datos de lo importante que es el simbolismo para el próximo Presidente.

Buscapiés

¿Quién recibirá a Nicolás Maduro en México si se concreta la invitación para la toma de posesión de López Obrador? Si es antes de la medianoche del 30 de noviembre, correspondería por protocolo a los actuales funcionarios de la Cancillería. Éstos quizá podrían evitar un acto que seguro se interpretaría como una contradicción si el presidente venezolano llega una vez que ya sea 1 de diciembre, con lo que se podría justificar que lo reciban las nuevas autoridades. ¿Y dónde se le recibiría? ¿En el hangar presidencial, el mismo que actualmente alberga el avión TP01 y que Javier Jiménez Espriú, próximo titular de la SCT, sugirió demoler? 

 

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