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Sublevación de las pasiones

Paola Domínguez Boullosa

Paola Domínguez Boullosa

La coach

 

Son los ímpetus de las pasiones

                                                         deslizadores de la cordura y allí

                                                         está el riesgo de perderse.   Baltasar Gracián

 

Sublevación significa, según la Real Academia de la Lengua Española, la acción o efecto de sublevar, sublevar significa, según la misma fuente, llevar a alguien a la sedición o al motín y también excitar indignación y promover sentimiento de protesta. 

 Sublevación de las pasiones es sinónimo de sedición. Sedición significa, según la misma fuente citada anteriormente, alzamiento colectivo y violento contra la autoridad y el orden público (…), sin llegar a la gravedad de la rebelión. Por su parte, pasión significa acción de padecer, es lo contrario a la acción, es el estado pasivo en el sujeto, la perturbación o afecto desordenado del ánimo, inclinación o preferencia, apetito de algo o afición vehemente a ello.

En la sublevación de las pasiones se encuentra el ánimo de la mayoría. Como si tantos meses de encierro les permitiesen hoy, en las medianías de la libertad, expandirse sin ningún criterio. Las pasiones han triunfado sobre la cordura y, sin miramientos, algunos han decidido volver, sin precaución, a la normalidad. Conscientes o voluntariamente ignorantes de que la normalidad no existe y no existirá por un tiempo incierto. Y parece no importarles lo que las autoridades dicten o lo que los números y las estadísticas arrojen o lo que la realidad imponga diariamente, ellos han salido a hacer su vida normal como antes, como si nada hubiese pasado, como si todo lo sucedido  hubiese sido un ensayo, un mal sueño. Y lo más lamentable es que no vuelven a lo prioritario, lo necesario o lo vital. No, algunos sólo vuelven a lo que les permita encontrar refugio a los malos tiempos.

 Es necesario reflexionar sobre esto, porque todo lo que se debió haber aprendido parece no haber servido de nada. Estaban claras las prioridades y hoy algunos las tienen equivocadas. Hay que entender y reconocer que el mundo ha cambiado y que la realidad siempre ofrece nuevas oportunidades que hay que valorar. En ningún momento hay que dejar de ser prevenidos, responsables y conscientes del peligro que todos, en cualquier lugar y bajo cualquier circunstancia, corremos. Hay que aprender a vivir en las condiciones actuales. No, no debemos bajar la guardia.

Ha sido difícil, pero la compasión por uno mismo no tiene cabida como justificación a este tipo de sublevación. Si a alguien ha dejado de interesarle la vida, si ha decidido creer que todo esto no es más que una falacia o bien, ha dejado de importarle lo que sea de sí mismo y darse por vencido, podría ser su opción, pero resulta que esa elección no le da el derecho a elegir por los que desean seguir aferrándose a la vida.

 El respeto lo es todo en la convivencia. Por eso, hoy lo invito a la reflexión sobre sus prioridades y sobre sus nuevas o futuras elecciones, porque ante una nueva realidad hay que tomar nuevas decisiones. Si hay quien haya elegido abandonar la lucha puede creer que está en lo correcto, pero no puede impedirnos reforzar las nuestras.

Créame, esta sublevación de pasiones nos hace, a los que hemos elegido seguir luchando, reforzar posiciones y ser, si cabe, más ortodoxos en las medidas preventivas. Y aunque todos estemos sumergidos en esta ruleta rusa tan voraz y silenciosa, le aseguro que podremos correr con más suerte o, por lo menos, despistar al virus profesionalmente. Queda tanto por vivir que no hay espacio para titubeos, hoy sólo puede tener cabida la cordura, la sensatez y la responsabilidad. Como siempre usted elige.

¡Felices corduras, felices vidas!

 

 

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