Esos 5 minutos IV… Para lo mejor
Créame, se pasa y se pierde demasiado tiempo vaticinando situaciones o realidades que no tienen sentido ni razón positiva de ser; es más, algunas de ellas se piensan con la intención de prever futuros indeseados y terminan por alimentar miedos innecesarios
La diferencia entre el pasado, el presente
y el futuro es sólo una ilusión persistente.
Albert Einstein
La ilusión y la felicidad no pueden alimentarse de miedos. Nada de aquello a lo que aspiramos profundamente puede crecer a partir de pensamientos que reducen a mínimos sus expectativas.
Créame, se pasa y se pierde demasiado tiempo vaticinando situaciones o realidades que no tienen sentido ni razón positiva de ser; es más, algunas de ellas se piensan con la intención de prever futuros indeseados y terminan por alimentar miedos innecesarios, se pasa y se pierde demasiado tiempo pensando la peor cara de los escenarios posibles, cuando, en realidad, lo que queremos es que suceda todo lo contrario; así es como uno aniquila sus sueños, pensando en las razones de cómo no sucederán las cosas en lugar de pensar en cómo sí pueden suceder. En las aspiraciones no tienen cabida las estrecheces ni de mente ni de espíritu ni de corazón. Hay que pensar en grande, ése es el único escenario que permite ampliar las probabilidades y las posibilidades de que las cosas sucedan, con las aspiraciones y deseos no se puede ser rácana, por el contrario, hay que ser espléndido y generoso para inspirar a la voluntad, al buen criterio, a la motivación y a la creatividad.
Prever significa preparar o reunir lo necesario para un fin, no generar limitantes que impidan una visión amplia de lo que queremos. Vaticinar es pronosticar, adivinar o profetizar… Ambas acciones toman el mismo esfuerzo en realizarse, la diferencia radica en el sentido positivo o negativo que les damos, uno elige qué sentido puede y debe predominar en el análisis. Usted elige si alimenta su valentía o sus miedos, usted elige si se engrandece o se minimiza. Ése es el poder de los pensamientos que hace que las cosas sucedan o que nunca vean la luz. Que las cosas sucedan no es cuestión de suerte, sino más bien de predisposición, de esfuerzo, de disciplina, de actitud… De la capacidad que tengamos de dirigir esos pensamientos a favor de nosotros mismos y no en nuestra contra. Las aspiraciones implican un desarraigo, un desapego, un escape necesario de nuestras zonas de confort, una cierta incomodidad y un paso obligado por la incertidumbre, pero ése es el precio más alto por pagar para adentrarnos en la novedad, en el descubrimiento y en la evolución.
Le tomará el mismo tiempo pensar a lo grande que en pequeño, le tomará el mismo tiempo prever futuros innecesarios que necesarios y le tomará el mismo tiempo pensar las razones para que las cosas pasen, que para que no sucedan. Y ese tiempo, mi querido lector, cambiará su mente y, por ende, le cambiará a usted y su actitud ante la vida. Si elige lo mejor, será mejor cada día; si no lo hace, alimentará sus limitaciones y, peor aún, el concepto que tenga de usted mismo y hasta dónde puede llegar. Pensar en grande tiene que ver con el respeto, el merecimiento y el amor por uno mismo, ahí donde esté su punto de inspiración llegarán sus aspiraciones. Por eso hoy le invito a tomarse esos 5 minutos para pensar lo mejor, para darse un paseo por sus sueños y sus ilusiones, y revisar los cómo sí pueden suceder y trabajar en ellos… Los cómo no déjelos de lado, si aparecen, también los resolverá a partir de la misma línea de pensamiento, no deje que le amedrenten. Mire la imagen completa y después enfóquese en los detalles que aumenten su valor.
Y le diré lo mejor de esos 5 minutos bien utilizados: los pensamientos positivos benefician su función cerebral, generando una reestructuración cognitiva que, a su vez, impactan significativamente en nuestra calidad de vida, en la toma de decisiones, en el fortalecimiento de los vínculos, en nuestro concepto personal y del mundo, en la resiliencia, en el equilibrio emocional… En fin, que nos hacen mejores seres humanos. Así que la próxima vez que quiera soñar e ilusionarse dígase —como bien dice mi padre—: Futurizar no es hacerse ilusiones vanas, sino hacer y planear la mejor ruta para nuestro destino. Como siempre, usted elige…
¡Felices minutos, felices vidas!
