Declaraciones XI. Shikata ga nai
La vida es lo que hacemos con ella. Es la suma de todas nuestras decisiones, elecciones y acciones. Eso es lo único que podemos controlar y siempre con la incertidumbre del tiempo que nos quede.
He vivido algunas cosas terribles en mi vida, muchas de las cuales nunca ocurrieron en realidad.
Mark Twain
De acuerdo con las investigaciones de la Universidad Estatal de Pensilvania, 91.4% de todos nuestros pensamientos preocupantes y fatalistas nunca llegarán a realizarse. Sólo 8% de esos pensamientos tienen en realidad una preocupación legítima y sólo ellos merecen de nosotros atención. El problema —pensaríamos— podría surgir de la dificultad que cada uno tenga para delimitar con exactitud ese 8%, y no; el problema más grave es que la mente no diferencia una amenaza real de una imaginaria y por ende nuestro cuerpo las resiente de igual manera. Enfermamos de ansiedad, de estrés y de depresión por la incapacidad de no saber controlar nuestros pensamientos, y haber perdido en este proceso la claridad para observar los hechos reales de los que no lo son.
El ser humano tiende a asumir antes de preguntar, tiende a interpretar la realidad a partir de elementos muchas veces parcos y escasos, y peor aún tiende a rellenar esos espacios paupérrimos de información con su propia lógica o sentido común que muchas veces no es del todo atinado. Los seres humanos en su mayoría escapan de las conversaciones difíciles, se toman las cosas de manera personal de forma excesiva y suelen silenciar más su voz externa que interna… los seres humanos abusan de rumiar pensamientos y de mantener monólogos absurdos que nunca verán la luz… o sí, pero ya tarde y mal.
Es innegable. No tenemos control sobre todo lo que sucede en nuestra vida, por más que podamos prever siempre habrá algo que escape a cualquiera de nuestros pronósticos, no podemos saber, pensar o sentir como lo hacen los demás, y tampoco los demás pueden actuar o responder como lo haríamos nosotros; no, no tenemos la verdad absoluta siempre, no, no podemos cambiar al otro. Lo único que podemos controlar son nuestros propios pensamientos, sentimientos y actos. Y sí, es cierto, la vida nos da reveses inusitados que nos cambian para siempre; hay golpes de suerte y también malos momentos, no hay ciencia que pueda asegurar con exactitud el destino absoluto de nosotros mismos ni de nuestra vida. Esta realidad no quiere decir que nos convirtamos en veletas sin rumbo, en libertinos, en temerarios o en víctimas…no, la vida es mucho más que eso.
La vida es lo que hacemos con ella. Es la suma de todas nuestras decisiones, elecciones y acciones. Eso es lo único que podemos controlar y siempre con la incertidumbre del tiempo que nos quede. Por eso cada día de vida debería ser una vida a mayores con más y mejor evolución y crecimiento, posiblemente sólo se trate de acercarse cada uno a su mejor versión. En esta idea créame no hay espacio para la irrealidad ni la imaginación fallida, no hay espacio para la ansiedad o el estrés que produce el futuro también incierto, ni tampoco lugar para la depresión cuando tenemos un plan de vida elegido y flexible, enfocarse en el presente es lo único cierto que tenemos y sobre lo que podemos trabajar, sólo el presente puede sanar el pasado y puede también mejorar las expectativas del futuro. El poder está en el presente, habrá entonces que decidir de manera informada y con base en uno mismo en qué se prefiere invertir el pensamiento y las emociones.
Aceptar que no tenemos el control, aceptar la incertidumbre, que el cambio está en el presente, aceptarnos a nosotros mismos, a los demás y sobre todo las circunstancias de la vida como vengan, ése es el mayor de los retos, pero no una aceptación de conformismo y tolerancia, sino de utilidad eficiente, enfocados, creativos, motivados, resilientes o como bien dicen los japoneses Shikata ga nai… acepta lo inevitable, toma las cosas como son o de quien vienen, hazle frente a la adversidad, deja ir, deja pasar y abraza el desafío. Por eso hoy le invito a declararse a favor del fluir con mayor y mejor precisión, a enfocarse en el presente, en usted y en sus proyectos prioritarios, deje de invertir su tiempo y su energía en lo que no puede ni prever ni cambiar y enfóquese solamente en lo que sí depende de usted y puede hacer, le aseguro que ese es el mejor lugar para gestionar su vida, confíe, abrace la incertidumbre y siga adelante. Como siempre, usted elige.
¡Felices declaraciones, felices vidas!
