Declaraciones VIII. Liberosis

No dejes que los planes que tienes para ti sean más importantes que tú mismo. Wayne W. Dyer Sentir es fácil, saber identificar ese sentimiento y nombrarlo suele ser una operación más ...

                No dejes que los planes que tienes para ti

                sean más importantes que tú mismo.

           Wayne W. Dyer

Sentir es fácil, saber identificar ese sentimiento y nombrarlo suele ser una operación más compleja, sobre todo cuando experimentamos en algún momento una sensación extraña que no puede comprenderse o expresarse en términos convencionales.

La psicología las define como emociones raras, que son, efectivamente, sentimientos o sensaciones complejas y atípicas que suelen pasar desapercibidas por su desconocimiento y que son difíciles de expresar en palabras. Cabe mencionar que tanto las emociones como los sentimientos son fruto de un proceso irracional ante la forma subjetiva de percibir una realidad o situación determinada; ahora bien, las emociones suelen seguir un patrón básico y primitivo unidireccional, es decir, aparece un estímulo y la emoción surge de manera espontánea. Los sentimientos son procesos reflexivos que sí determinan nuestros estados de ánimo, pues nos permiten ser conscientes del mismo y valorarlo.

La liberosis es de las pocas emociones raras que se han estudiado en la psicología y se le conoce como el deseo de que las cosas y situaciones nos importen menos. Dicho de otra manera, se refiere a la capacidad de liberarse de las cargas emocionales y mentales, permitiéndonos dejar de lado la preocupación y disfrutar de la vida de una manera más despreocupada.

Lo cierto es que sí tenemos esa capacidad innata en nosotros mismos de hacer que las cosas nos importen menos sin ni siquiera volvernos escapistas de la responsabilidad y las buenas formas. Ese poder radica en las elecciones que hacemos cada día y que construyen la perspectiva desde la cual decidimos mirar la realidad. Desde donde elegimos visualizarnos, vivirnos y accionar frente a ella, desde los pensamientos y sentimientos que seleccionamos y priorizamos, desde el poder que le damos a lo externo o desde ese mismo poder que le retiramos, desde los límites que asumimos, desde los valores y principios que respetamos todos los días. La liberosis se logra a través del autoconocimiento, de la práctica continua de identificar qué suma y qué no en nuestra vida y de la disciplina en el enfoque sobre lo que nos hace bien.

La práctica del autocontrol en el pensamiento, las emociones y los sentimientos suele ser un primer paso necesario; el aprender a enfocarnos en el presente, en el aquí y el ahora sin juicios, de manera segura, resolutiva, activa y consciente; el saber identificar las preocupaciones reales de las imaginarias, el enfocarnos en lo que sí podemos resolver y dejar de vaticinar, calcular o generar conclusiones sin fundamento real comprobable de la vida de uno mismo y de los demás… y, si queda un espacio más de práctica, le puedo sugerir ser flexible, respetuoso, agradecido e infinitamente elevado…

Y dirá usted, ¿qué es ser elevado?… elevado es estar por encima de todo aquello que no le corresponde, es mantenerse firme en su camino de superación personal, honrando su ser, valorando su esfuerzo, su trabajo, el amor de aquellos que le rodean, aprendiendo siempre algo nuevo, cuidando de sí mismo y celebrando la vida que tiene cada día. Le aseguro que sólo enfocándose en sus prioridades no tendrá ni el tiempo ni las ganas de evadirse de esa realidad que usted mismo ha creado a su favor.

Mejor, si llega a sentir la liberosis, regrese a su centro, respire hondo, tómese un tiempo prudente para replantear eso tan importante y resuélvalo, el peso de las cargas de la vida lo calcula uno mismo de acuerdo con la incomodidad que le representa y, como siempre le digo, la incomodidad sólo se resuelve en el cambio. Declárese a favor de éste.

La libertad es el don más preciado que tenemos, comprométase sólo en la medida en que no ponga en riesgo su salud mental, emocional y sus propios proyectos de vida. Y, sobre todo, si me lo permite, disfrute de los pequeños y grandes momentos, no pierda nunca la capacidad de sorprenderse, no tema enfrentar eso que le resulte difícil o complicado, y medite sobre su primera percepción, éstas cambian constantemente… al final, la vida siempre tiene un as de bendiciones y buenas experiencias detrás de la aparente oscuridad, transítela y siga adelante. Como siempre, usted elige.

¡Felices liberosis, felices vidas!

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