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Seguimos reconstruyendo esperanza

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

Por Román Guillermo Meyer Falcón

Ante las tragedias que vivimos como nación, la unión y la solidaridad son los fundamentos básicos de nuestra construcción y también de la reconstrucción. Como pocas veces en nuestra historia, los mexicanos debemos ser capaces de salir fortalecidos de las contingencias, y así será, siempre y cuando logremos sumar nuestros esfuerzos. Generar la idea de una gran meta común y compartir los esfuerzos para lograrla, son las claves para levantarnos de crisis como las actuales en los campos de la salud y la economía.

Hace tres años, la bandera de México ondeaba sobre los escombros del Palacio Municipal de la Heroica Juchitán de Zaragoza, Oaxaca. Acababa de sacudir el sureste del país un sismo con magnitud superior a los ocho grados en la escala de Richter, algo que no había sucedido ahí en los últimos 100 años.

Días después, cuando nuestros esfuerzos se volcaban en la ayuda para Chiapas y Oaxaca, otro sismo golpeó el centro del territorio. Como por designio, más que por coincidencia, la tragedia volvió a suceder un 19 de septiembre, una evocación del desastroso terremoto de 1985. En ambas fechas, personas de todas las clases sociales y edades se movilizaron para ofrecer su auxilio a los afectados. Aquella noche, la bandera de Juchitán se convirtió en símbolo de esperanza para emprender las grandes tareas de reconstrucción que teníamos por delante.

Desde que tuvieron lugar los eventos mencionados, Andrés Manuel López Obrador en su papel de líder político propuso como una tarea prioritaria atender a las regiones afectadas por los sismos. Si bien los primeros pasos de la reconstrucción no nos tocaron a nosotros, tan pronto llegó esta administración a asumir sus responsabilidades nos percatamos que había mucho por hacer en materia de reconstrucción y pusimos manos a la obra.

Desde el inicio, buscamos un enfoque integral y según las necesidades de cada región. Bajo la guía del arquitecto David Cervantes Peredo, conformamos la Comisión Intersecretarial para la Reconstrucción (CIR), organismo que definió metas y líneas de acción para reconstruir el patrimonio de las familias y el de la nación.

Pusimos en marcha la labor de una reconstrucción colectiva, a fin de facilitar la cooperación con quienes ya habían comenzado la tarea desde antes. Con la conformación del Programa Nacional de Reconstrucción, se pudieron destinar recursos específicos para soluciones específicas.  A esta estrategia se sumó la labor de organizaciones civiles, del sector privado y también de buena parte de la ciudadanía.

Desde entonces, la reconstrucción no se ha detenido lo que permitió devolver la esperanza a miles de mexicanos en el centro, sur y sureste del país. Gracias al trabajo de la Comisión Nacional de Vivienda (Conavi), más de 34 mil familias hoy cuentan con una morada reconstruida. Además, con el acompañamiento de los padres de familia y la labor de la Secretaría de Educación Pública (SEP), más de 3,500 planteles educativos están listos y a disposición de las autoridades responsables.

De la misma forma, el sector salud avanzó con la reconstrucción de infraestructura sanitaria. A través de la Secretaría de Salud y del Instituto Mexicano del Seguro Social se ha logrado que casi un centenar de centros de salud dañados estén nuevamente en condiciones de brindar sus servicios. También, junto con la Secretaría de Cultura, y bajo la supervisión de expertos en la materia, se han restaurado cerca de 600 muebles e inmuebles culturales, así como sitios arqueológicos.

En Chiapas y Oaxaca, las dos entidades más afectadas por los sismos se han reconstruido más de 20 mil viviendas, más de 1,100 planteles educativos, más de 100 inmuebles culturales y 39 centros de salud. A través del sitio www.reconstruyendoesperanza.gob.mx, cualquier persona interesada puede constatar éstas y otras acciones, avances y metas para el año en curso.

Desde el inicio hemos sido enfáticos: la reconstrucción no se detendrá. Este año disponemos de un presupuesto superior a los 13 mil millones de pesos, producto de recursos públicos, de seguros y del Fideicomiso del Fondo de Desastres Naturales (Fonden), entre otros. La inversión se destinará a reconstruir más de 12 mil viviendas, la mitad de ellas en Chiapas y Oaxaca. También se recuperarán 109 centros educativos, 76 centros de salud y más de 1,200 inmuebles culturales.

Es cierto que la pandemia desatada por el SARS-CoV-2 ha ralentizado el avance en la reconstrucción, pero ésta no se ha detenido en ningún momento. Al día de hoy, se registran casi 3 mil frentes de obra en el país. Al mismo tiempo en que vamos recuperando infraestructura importante para México y procurando mejorar el patrimonio de las familias más pobres, sobre la marcha buscamos generar empleos, los más posibles.

En buena medida, nuestro éxito como país estriba en lograr y mantener la unidad para afrontar las varias crisis que nos amenazan. Seguiremos reconstruyendo, pues sabemos que la mejor inversión que podemos hacer por México como nación es aquella que llega directamente a quienes más lo necesitan. No se trata únicamente de rehacer edificios y viviendas sino de algo de mucho más fondo: generar y fortalecer la esperanza en un mejor futuro para el pueblo de México.

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