2022, año de definiciones

Además, lo que suceda en este 2022 en materia política y económica marcará el rumbo del país para el próximo sexenio. Estamos a las puertas de la sucesión presidencial, adelantada por el propio presidente López Obrador, y ello, siempre en la liturgia política mexicana, significa momentos traumáticos para la transición del poder en la historia del país. Baste recordar lo que sucedió en 1988, por ejemplo, con el surgimiento del Frente Democrático Nacional (FDN) a raíz de la escisión priista del 87 y el asesinato de Luis Donaldo Colosio en la sucesión de 1994.

Esos momentos de tensión política ya los estamos viendo en estos días con las recientes declaraciones del influyente senador morenista Ricardo Monreal en el sentido de que “los radicales acabarán con el país” y la respuesta que indirectamente le dio el presidente López Obrador al señalar que “somos radicales, pero contra los privilegios de los corruptos”, así como las “diferencias” surgidas hace unas horas entre Palacio Nacional y la Cancillería de Marcelo Ebrard, a raíz de la enésima “toma de posesión” del dictador nicaragüense Daniel Ortega.

Bien vale la pena retomar las advertencias que, para este año, han lanzado algunos analistas, como el reciente estudio emitido por Integralia Consultores, que encabeza Luis Carlos Ugalde. Una de ellas, la primera, señala el hecho de que “el presidente recrudece su política de movilización y polarización en torno a temas prioritarios de su agenda de gobierno, incluyendo consulta de revocación de mandato, reforma energética y reforma político-electoral, entre otros. Esto aumenta los riesgos de concentración de poder, incertidumbre jurídica e ineficacia gubernamental”.

También vale la pena destacar otro de los 10 rubros que analiza: “El crimen organizado interfiere activamente en el proceso electoral de 2022. Esto aumenta los riesgos de incertidumbre jurídica e inseguridad pública y, a mediano plazo, es una de las amenazas más grandes para la gobernabilidad y el sistema democrático de México”.

Uno de los “signos” con los que comenzamos este nuevo año fue el abandono de cuerpos en varios lugares de Veracruz y Zacatecas por parte de bandas criminales que operan en esas regiones. Si bien este año en esos estados no habrá elecciones sí será el caso de otras entidades que el año pasado representaron un “dolor de cabeza” para la seguridad como son Quintana Roo y Tamaulipas.

Y, finalmente, dos advertencias más que tienen que ver con la economía nacional: “Prevalecen finanzas públicas frágiles por: a) ingresos menores a los estimados, b) mayores costos de obras de infraestructura insignia, y c) ampliación de programas sociales prioritarios, por lo que se incrementan los riesgos de deterioro económico e ineficacia gubernamental.”

Así como “la inexperiencia de la nueva titular del Banco de México pone en duda la capacidad de respuesta de la institución ante un panorama inflacionario y externo complejo, por lo que se incrementa el riesgo de deterioro económico”.

Definitivamente a nadie conviene que las cosas caminen mal este año en el país, pero tampoco sirve de nada “meter la cabeza en la arena” y no darnos cuenta de los factores internos que habrá que sortear con especial destreza en los próximos meses, más si se trata de “políticas públicas” que afectan a millones de personas. Porque de oír cosas “bonitas” que algunos quieren escuchar, muchos mexicanos ya estamos hartos.