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León y Leona

María Amparo Casar

María Amparo Casar

A juicio de Amparo

¡Ah, qué difícil es el cambio! Salvo, por supuesto, en el discurso. El Presidente no lo aceptaría jamás, pero, como decía Aldous Huxley, los hechos no dejan existir sólo porque sean ignorados. Cuando ya es imposible ignorarlos, queda el expediente de justificarlos porque hay buenas y malas causas y eso determina si una conducta es aceptable o no. En este caso, los mismos hechos son reprobables o ensalzables según quien sea responsable de ellos.

En tan sólo la última semana, el gobierno actual nos ha dado tres muestras irrefutables de lo poco que han cambiado los hechos en el país.

En la corrupción político-electoral no hay novedad. Tal y como mostramos los autores de Dinero bajo la mesa (https://bit.ly/2YtAo3K), por cada peso reportado al INE hay 25 que no se reportan y por cada peso permitido según los topes de campaña hay 15 pesos gastados. Esto aplica a todos los partidos.

El Presidente se ha cansado de acusar a funcionarios del PRI y del PAN de haber desviado recursos públicos y de meter dinero privado ilegal a las campañas. Ahora se exhiben, a través de videos y audios, esas mismas prácticas por parte de Morena. A Pío López Obrador, hermano del Presidente, se le presenta recibiendo dinero para las campañas de Morena de David León (excoordinador nacional de Protección Civil, recién nombrado titular de la nueva distribuidora estatal de medicinas y colaborador del exgobernador de Chiapas). El señor León no lo niega: fue “mi manera de apoyar al movimiento, fue recolectar recursos entre conocidos para la realización de asambleas y otras actividades”. Se divulga también un audio en el que se evidencia que un empresario de nombre Julio Villareal (Grupo Villacero) ha otorgado recursos privados para el mismo propósito.

¿La respuesta? Un giro de 180 grados en el discurso. El Presidente ya sabía de los videos, no sabe si se reportó lo recibido, no salió el argumento de que el INE se había hecho de la vista gorda, “no se amparen, el que nada debe nada teme”, además, perdimos la mayor parte de las elecciones municipales en 2015. Y más, lo que se hicieron fueron aportaciones para un movimiento en favor del pueblo. Lo otro, léase Lozoya, fueron abusos, ilegalidades, arbitrariedades, delitos, inmundicias. Yo mismo he vivido años de lo que da el pueblo. O sea, una exoneración desde la cumbre del poder en nombre del pueblo a todos quienes ponen su fortuna o sus pequeños y medianos donativos al servicio de una causa buena aunque estén fuera de la ley. Recordemos su máxima de que entre la justicia y la ley hay que optar por la primera.

Esto se junta con una segunda práctica que iguala al Presidente de hoy con los anteriores: el uso de la historia en favor de sus actos de gobierno. La esposa del Presidente salió a redes sociales a decirnos que Leona Vicario utilizó “su fortuna para apoyar la causa independentista y dio dinero y no la grabaron… dio dinero para que todos pudieran comer en los campamentos y lucháramos (sic) por la Independencia”. Acto seguido, su declaración fue reforzada con la publicación oficial y el sello Gobierno de México con la misma información. Para rematar, el sábado pasado, señalando el cuadro de Madero a sus espaldas, el Presidente habló de cómo se financió la Revolución y con la estatua de Ricardo Flores Magón al lado nos explicó que él también recibió dinero para su causa: comprar una imprenta y dar vida al periódico Regeneración.

El tercer ejemplo es el del uso del poder y del dinero que éste trae aparejado, para controlar la libertad de expresión. La revista Nexos, dirigida por Héctor Aguilar Camín, ha sufrido un atropello jurídico acompañado de una sanción administrativa verdaderamente desproporcionada: su inhabilitación por dos años para celebrar todo tipo de contratos con el gobierno federal, sus dependencias y empresas, así como con gobiernos estatales, y a los municipales por lo que toca al uso de recursos federales, así como una sanción de casi un millón de pesos. No recuerdo a algún gobierno anterior inhabilitando de esta manera a un medio que considera adverso, aunque sí daban o retiraban publicidad de acuerdo a sus filias y fobias. En todo caso, aquí hay otra continuidad. Y, por cierto, al igual que el gobierno anterior, éste, el que se precia de haber fundado la verdadera democracia, nos sigue debiendo la reglamentación prometida para terminar con la distribución discrecional de la publicidad del gobierno federal, misma que, también por cierto, no recibe Nexos.

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