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Fanatismo

Kimberly Armengol

Kimberly Armengol

Rompe-cabezas

El fanatismo crece y florece en México de una manera alarmante. Parecería que las mayorías mexicanas están involucionando, alentadas por lo que se cree políticamente correcto, pero que en realidad son visiones parciales, limitadas y, no pocas veces, torcidas de la realidad.

Modas internacionales que se adaptan de una manera exótica en este país. Copias de movimientos como #MeToo que se convirtieron en caja de resonancia para desprecios amorosos y derivaciones en suicidios trágicos originados en el linchamiento social.

El comprensible reclamo de justicia de una familia que fue violentada de una de las formas más salvajes posibles sirvió de pretexto para que líderes políticos y desconocidos vaciaran sus miserias sobre los LeBarón, acusándolos de vende patrias, revictimizando a las víctimas, culpándolos de las supuestas fallas de otros de sus parientes.

Mujeres que, indignadas ante la grave violencia que se vive en el país, optan por destruir monumentos y mobiliario público reclaman el derecho de hacerlo y descalifican a gente como Rosario Piedra, presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, porque les pide no vandalizar en las protestas. Como su causa les parece justa, creen que tienen derecho a pasar sobre los derechos de la mayoría.

¿Acaso es menos justa la protesta si no se causan destrozos? Dice Marco Aurelio,“la mejor venganza en contra de quien te dañó, es no parecerte a él”.

Se descalifica a quienes se quejan de otras formas de violencia, como al gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, quien, de una forma rupestre (como acostumbra), pidió que se pusiera atención en los asesinatos de los hombres. De acuerdo con el Inegi, en 2018 se registraron 36 mil 685 homicidios dolosos, de los cuales tres mil 752 son de mujeres.

Se pasa de la correcta preocupación por una mujer, otra más, que desaparece al abordar el transporte público, al linchamiento en su contra por haber mentido sobre su paradero.

Un artista menor, Fabián Chairez, expone una obra en Bellas Artes en la que insinúa la homosexualidad de Emiliano Zapata. Más allá de la polémica en redes que incluso llevó al Presidente de la República a pedir mesura, un grupo de campesinos afiliados a la UNTA y CIOAC golpearon a representantes de la comunidad LGBT.

Las muestras de violencia e intolerancia planteadas aquí sólo pueden ser vistas como la punta de un iceberg mucho más grave, pinceladas de una situación sustancialmente más grave. La descalificación y el insulto a todo aquel quien no piensa exactamente como nosotros.

El insulto y la descalificación como forma de convivencia, como práctica común frente al disenso amenazan muy profundamente la estabilidad del país. Hoy todavía no es muy tarde.

POST SCRIPTUM

La presencia de Evo Morales generó muchas más minusvalías que réditos para los involucrados: la popularidad del presidente Andrés Manuel López Obrador se vio afectada por el uso de una aeronave del Ejército, escolta de lo que fue el Estado Mayor Presidencial o la intervención en asuntos de terceros países.

El exmandatario de Bolivia, evidentemente, no encontró en México la caja de resonancia como estaba. Sus presentaciones en sociedad fueron desastrosas, tanto por ir a un restaurante de lujo con gran parafernalia como cuando intentó dar una conferencia en la que fueron más los abucheos.

Teóricamente, Morales podría regresar pronto a México, lo que resulta poco probable o, si lo hace, sólo sería para despedirse definitivamente. Cuba o Argentina son mejores opciones para él.

 

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