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Los bancos extranjeros y el papel que les corresponde en esta emergencia

Julio Faesler

Julio Faesler

Ahora conoceremos el verdadero talante de los bancos extranjeros que desde hace tantos años han venido explotando con inaudito éxito el crecimiento del mercado financiero mexicano. Son estos bancos a los que ahora les corresponde actuar con sentido solidario a la comunidad del país que los acogió.

El pasado 10 de marzo La Jornada publicó que “durante los primeros 11 meses de 2018 las ganancias de la banca privada sumaron casi 140 mil millones de pesos. En el primer mes de 2019, la banca privada en México obtuvo ganancias netas de 16 mil millones de pesos… su desempeño financiero fue mucho mayor que el de sus matrices.

Según la revista Expansión, las ganancias del grupo financiero BBVA fueron de 52 mil 368 millones de pesos en 2018, los que más aportaron a las utilidades de sus dueños españoles. Mientras que en su país de origen registraron una contracción del 47.6% al cierre de ese mismo año, las ganancias de BBVA México representaron el 41% de las utilidades del grupo español, las más altas frente a las filiales de América del Sur, Turquía, Estados Unidos y el resto de Europa.

El grupo financiero Citibanamex, del estadunidense Citigroup, es otro caso. En un lapso de nueve años, sus ganancias en México crecieron 91.1%, según las cifras del último reporte anual de 2017.

Todos los bancos cosechan grandes ganancias de las operaciones cambiarias de nuestro comercio exterior que registra más de 900 mil millones de dólares anuales.

Es el momento de compartir. Los pingües márgenes de intermediación bancaria, que rondan los 20 puntos porcentuales, son por las altas tasas de interés cargadas a los créditos agrícolas, industriales, comerciales o inmobiliarios. Esos exagerados cobros contrastan, por cierto, con el exiguo rendimiento de cualquier inversión en un instrumento bancario.

La doctora Isabel Cruz, directora general de la Asociación de Uniones de Crédito del Sector Social, señala que se debe obligar a los bancos a ofrecer créditos con intereses reducidos y dejar de cobrar las comisiones por los elementales servicios que dispensan en sus miles de cajeros automáticos.

El sistema bancario quiere remediar la poca bancarización de México extendiendo sus redes de agencias con criterio comercial en lugar de promover el desarrollo compartido. Las pymes que emplean más de la mitad de la población trabajadora, además de las personas de precarios ingresos que viven al día están pendientes de atención.

A los bancos privados y muy particularmente a los que se nos han instalado desde el extranjero, les corresponde ahora compartir sus astronómicas ganancias acumuladas y contribuir a la recuperación con la extensión de créditos especiales que lleguen a los sectores más estratégicos como los pequeños productores y comerciantes y a los de infraestructura.

Los bancos comerciales gastan en desplegados que anuncian extender plazos de cobro a cuatro o más meses para créditos de consumo, vivienda y comerciales, pero ni una palabra de reducir los intereses que cobran.

Aquí las tasas de interés se mantienen pese a que la crítica coyuntura que arrastramos demanda estimular la malherida actividad económica con una acción de la banca privada en consonancia con el Banco de México, que al igual que los bancos centrales de Estados Unidos y europeos, ya redujo la tasa de interés para abaratar el dinero y reforzar el poder de compra popular.

Cosa semejante puede decirse del Banco Nacional de Comercio Exterior y de Nacional Financiera, que tienen pendiente docena de proyectos de financiamiento e inversión, cuya revisión y aprobación mucho serviría para destrabar la recesión que sufrimos y cerrar la brecha capitalista que separa a los pocos ricos de los muchos pobres en todo el mundo.

Urge revitalizar el poder de compra de las mayorías populares ejecutando con celeridad y limpieza los programas oficiales que acaban de anunciarse en favor de la población trabajadora más necesitada.

El coronavirus ha trastocado todo el escenario socioeconómico internacional. Ha evidenciado la necesidad de modificar la actividad de la comunidad financiera en relación con el desarrollo.

Veremos si en la muy difícil coyuntura en que nos encontramos en México la exitosa banca transnacional estará a la altura de su responsabilidad social y para contribuir a apoyar con hechos tangibles a la sociedad que tan paciente y generosamente ha soportado su ambición.

 

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