Diálogo interminable

• Ayer se realizó el foro Proyecto de Nación en Arte y Cultura para profundizar la Transformación 2024-2030.

Fue interesante escuchar parte de las propuestas planteadas en el foro Proyecto de Nación en Arte y Cultura para profundizar la Transformación: 2024-2030, convocado ayer por Paco Ignacio Taibo II en la colonia Roma. Algunas ideas fueron nuevas, aunque la mayoría se parecen a las de años anteriores, como seguridad social para creadores, apoyo a compositores, a pequeños editores, a bibliotecas, a compañías escénicas, más salones para ballet e instrumentos musicales, contrataciones dignas y mejorar el fomento a la lectura, es decir, una suculenta lista de deseos que sólo alimenta la imaginación y el diálogo interminable.

No podría resumir las propuestas de este foro endogámico, pero me detendré en los comentarios de dos funcionarios que participaron, en su horario de trabajo: Rodrigo Borja, titular de la Dirección General de Bibliotecas (DGB) federal, y Antonio Martínez Velázquez, exvocero de la titular de Cultura federal, Alejandra Frausto, y actual secretario de Cultura de Tlaxcala.

Borja señaló que el presupuesto para las bibliotecas no alcanza. “El 90% (de los recursos) se destina a salarios y el 10% a operar, y así es muy complicado. Mi propuesta es concreta: (que) al menos 30% del presupuesto sea para operar”. Así que, contrario a lo que ha reiterado Frausto, “la DGB casi no puede comprar libros porque no hay dinero”, por lo que dicho incremento ayudaría a este tema,  así como al mantenimiento de inmuebles, “muchos en condiciones precarias”.

Aquí sería necesario conocer el comentario de Frausto en un rubro del que casi nunca opina. Y, de paso, que nos cuente si ya tienen internet todas las bibliotecas del país.

Después, Antonio Martínez dijo que la SC federal fue “un sueño de Rafael Tovar y de Teresa para pertenecer a una élite política, pero (que) en la práctica no funciona”, así que propuso su desaparición y apostar por “un sistema nacional que articule casas de cultura ejidales, bibliotecas, etcétera, un sistema que tenga personalidad jurídica y patrimonio propio y que pueda tener una relación sana con la comunidad cultural”. También sugirió modificar la Ley Federal de Ingresos para que “la taquilla de museos, librerías, bibliotecas (y zonas arqueológicas) se quede en las instituciones culturales (locales)”.

Quizá, Antonio Martínez debería predicar con el ejemplo y abandonar la comodidad del cargo que ocupa en Tlaxcala para dedicarse, de tiempo completo, a impulsar tan ‘sesudo y ambicioso’ proyecto.

• DETERIORO VISIBLE

Aunque el Museo Nacional de San Carlos (MNSC) tiene un programa anual de mantenimiento y, recientemente, recibió trabajos de impermeabilización y la reconstrucción de sus ventanas, el recinto de la colonia Tabacalera luce deteriorado en los pasillos de la planta alta. A simple vista, sus muros tienen grietas, desprendimientos de pintura, el opacamiento de su cantera en algunas zonas y un aspecto poco cuidado de las esculturas que exhibe.

Mireida Velázquez Torres, directora del MNSC, acepta que no es un tema menor, pero el rosario de justificaciones sólo me recuerda que la burocracia mexicana avanza a otro ritmo: “Necesitamos el permiso del INAH y del INBAL, y quién nos haga la pintura, porque requiere un pigmento especial que no cuesta nada barato… No es humedad, fue con el sismo del año pasado. Nuestro problema es que no podemos trabajar con cualquier pintura; tenemos que encontrar la compañía que la haga y decidir cuál es el color original, porque se llegó a la conclusión de que es aquél (un tono suave que se aprecia en el cubo de la escalera)”.

Nadie pone en duda la relevancia de las exposiciones del MNSC, pero Mireida Velázquez debería aceptar que es impostergable el diagnóstico y la restauración de este espacio museográfico.