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A su merced

Juan Carlos Talavera

Juan Carlos Talavera

Vórtice

 

El ex Convento de Nuestra Señora de la Merced permanece cerrado al público desde hace décadas.

Casi 80 millones de pesos ha destinado la autoridad cultural, en los últimos 11 años, a restaurar y habilitar, de forma infructuosa, el ex Convento de Nuestra Señora de la Merced, uno de los pocos ejemplos de estilo mudéjar en una construcción colonial que sobrevive en México, el cual permanece cerrado al público desde hace décadas y sin que exista alguna garantía de uso en el mediano plazo.

El pasado 24 de enero, la titular de Cultura, Alejandra Frausto, fue consultada sobre el destino de dicho inmueble, convertido ya en un pendiente transexenal. Sin embargo, su reacción de sorpresa y la falta de información precisa sólo confirmó que este edificio no es una prioridad para la actual administración y, por tanto, pese a su importancia estética, no existen ideas para su aprovechamiento.

El más reciente proyecto para este inmueble —declarado monumento histórico desde junio de 1932 y habitado durante un tiempo por el Dr. Atl— fue anunciado en 2011 por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), entonces dirigido por Alfonso de María y Campos, cuando ambiciosamente se planteó convertirlo en la sede del Centro Nacional de la Indumentaria, Diseño Textil y la Música, lo que sólo generó gastos y no se concretó.

Incluso, en aquel momento se anunció la construcción de un edificio anexo —en el lado norte, donde estuvo el mercado de la Merced y que ahora ocupa la Plaza Alonso García Bravo— que serviría de acceso al nuevo recinto cultural, lo que tampoco se realizó.

A través de la Plataforma Nacional de Transparencia, este espacio obtuvo parte sustancial de los gastos emprendidos en aquel momento para restaurar y adaptar el inmueble.

Destacan la inversión de 33 millones de pesos en trabajos de restauración, albañilería, instalaciones y acabados (en 2012); los 10 mdp para su fachada, acabados e instalación hidrosanitaria (en 2013), y los 16.5 mdp para fabricar y colocar la polémica cubierta de cristal (en 2012), que quedó a medio camino. También se adquirieron puertas de madera de azobe y hasta un sistema para voz y datos, sin que se conozca su destino.

El INAH, además, detalló que el inmueble resultó dañado durante los sismos de 2017, por lo que, a finales de 2020, se atendieron fisuras y grietas; se consolidaron muros del claustro bajo y alto, así como columnas y dovelas de piedra labrada; se reintegraron aplanados, y se colocó pintura a la cal con acabado de color y textura similar al existente. Lo que el INAH no reportó fue el gasto para estos trabajos, quizá porque lo cubrió el seguro o el Plan Nacional de Reconstrucción. Lo increíble es que este importante edificio ¡sigue cerrado!

Edificado hacia 1602, el ex Convento de la Merced fue diseñado por el arquitecto Lázaro de Torres, aunque 70 años después se le agregó el claustro, con sus relieves, la ornamentación en sus arcos y columnas de cantera.

Los expertos señalan que su valor artístico radica en el ambiente señorial de su patio interior y la talla en cantera de sus 28 arcos y columnas, algunos de los cuales tienen labradas imágenes de la orden de la Merced.

Hacia 1856, luego de la entrada en vigor de las Leyes de Reforma, el edificio se salvó de ser demolido y, temporalmente, se convirtió en mercado. Después fue utilizado como bodega, cuartel militar, baños públicos, pulquería y escuela primaria.

A inicios del siglo XX, Gerardo Murillo, Dr. Atl, acondicionó la azotea de este edificio como estudio y vivienda para frenar su casi inminente demolición. Incluso, intercedió ante el presidente Venustiano Carranza para que fuera conservado. Posteriormente, albergó la Escuela Libre de Escultura y Talla Directa, la Hemeroteca Virreinal, el Taller Nacional del Tapiz y, seguramente, permanecerá dormido durante muchos años más, sin la suerte de la que goza el Proyecto Chapultepec.

 

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