Logo de Excélsior                                                        

Vicentillo, El Rey y El Güero: libres

Jorge Fernández Menéndez

Jorge Fernández Menéndez

Razones

La aparente liberación del Vicentillo, el hijo de Ismael El Mayo Zambada, y también la de su hermano Vicente, El Rey Zambada, debe ser una muy buena noticia para el célebre jefe del Cártel de Sinaloa. Su otro hijo, el menor, el Mayito Gordo, se declaró culpable de los delitos por los que fue extraditado en 2019 a la Unión Americana y tendrá una condena reducida.

En México, otro viejo aliado, Héctor Luis El Güero Palma estaría a punto de obtener la libertad: ayer se amplió 48 horas el plazo para ejecutarla, buscando, hasta el momento de escribir estas líneas, inútilmente, algún proceso en su contra que permita mantenerlo en prisión, donde permanece desde 1995, salvo un periodo en el que estuvo detenido y cumplió condena en EU.

El Güero Palma fue el principal socio de El Chapo Guzmán, sobre todo en los años de la lucha que libraron, sin ser todavía los principales jefes del narcotráfico (eran parte, entonces, del poderoso Cártel de Juárez, que encabezaba Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos), contra el cártel de los Arellano Félix. Después de la primera detención de El Chapo, en 1993, el Güero estuvo al frente de ese grupo criminal hasta su caída, en 1995, luego de un accidente de aviación. En 1997 fue asesinado Amado Carrillo, en un hospital de la Ciudad de México, e inició un proceso de transición que terminó consolidando al Cártel de Sinaloa con El Chapo Guzmán, Juan José El Azul Esparragoza e Ismael El Mayo Zambada (el único narcotraficante de primer nivel que nunca ha estado en prisión) al frente.

En ese contexto, nadie entendió nunca por qué el Güero Palma no se escapó, en enero de 2001, con el Chapo Guzmán del penal de Puente Grande, donde ambos controlaban, literalmente, la prisión. Dicen que no se fue porque creía que estaba a punto de obtener la libertad en los procesos que tenía en su contra. No fue así, unos años después, en enero de 2007, cuando comenzaba el sexenio de Calderón y se estaban agotando los recursos para mantenerlo en prisión, junto con un grupo de prominentes narcotraficantes fue extraditado a Estados Unidos, donde permaneció detenido durante nueve años. En 2016 fue regresado a México, luego de cumplir una condena reducida por buena conducta. Y en nuestro país había estado detenido hasta ahora por el proceso que había quedado pendiente, el de delincuencia organizada, del que ahora ha sido absuelto.

Su historia está jalonada de hechos de extrema violencia, pero ninguno como el asesinato de su esposa y sus hijos. En 1989, un socio venezolano del GüeroPalma, Rafael Clavel Moreno, que en realidad trabajaba para los Arellano Félix, sedujo a su mujer, Guadalupe Leija Serrano, y la convenció de huir junto con sus dos hijos para irse con él a los Estados Unidos. Escaparon. Semanas más tarde, el Güero Palma recibió por paquetería una caja con la cabeza de su esposa, había sido asesinada en cuanto llegó a California, luego de retirar dos millones de dólares de una cuenta bancaria de el Güero. Días después recibió otro paquete con un video en el que se veía a sus hijos arrojados de un puente en unas cataratas en Venezuela. Clavel, al que apodaban El Buen Mozo, fue detenido poco después por otros delitos. En la cárcel, en Venezuela, tuvo una muerte brutal.

El Güero Palma es ya un hombre de más de 80 años y se asegura que está enfermo, un caso parecido al de Ernesto Fonseca, don Neto, que está en prisión domiciliaria. Pero no deja de ser un símbolo muy importante para el Cártel de Sinaloa. No llegó a tener el mismo peso e influencia que luego tuvieron El Chapo, El Azul Esparragoza y el Mayo Zambada, o los Beltrán Leyva, pero su historia, su larga permanencia en las cárceles de México y EU, crearon en torno suyo toda una leyenda.

Se ha comparado su caso y la posibilidad de que se reintegre a las organizaciones criminales, con el de Caro Quintero, que fue liberado en 2013 en forma sorpresiva, después de estar detenido 28 años, desde 1985. No es descabellado, pero Caro Quintero cuando fue liberado tenía apenas 62 años, veinte menos de los que tiene ahora El Güero. Pero este tipo de personajes, con estas historias terribles, casi siempre terminan, de una u otra forma, regresando a sus orígenes.

Nadie sabe a ciencia cierta qué pasó con el Vicentillo y el Rey Zambada. Lo cierto es que ya no están registrados en el sistema penitenciario federal de Estados Unidos, lo que implica que deben haber sido dejados en libertad o tienen, en libertad, quizás condicionada, una nueva identidad.

Ambos se habían convertido en testigos colaboradores de la justicia estadunidense y fueron las estrellas de la fiscalía en el juicio contra el Chapo Guzmán en Nueva York. El Chapo es el padrino de Vicentillo. Las declaraciones del Rey Zambada son las que mantienen en prisión, en un juicio en el que pasan meses y años y no comienza, al exsecretario de seguridad, Genaro García Luna, al que dice El Rey Zambada, en una declaración bastante inverosímil, que le entregó varios millones de dólares en un restaurante, cuando García Luna estaba aún en la AFI. Ahora El Rey y su sobrino, hermano e hijo del Mayo respectivamente, están en libertad y Genaro en la cárcel.

Ismael El Mayo Zambada, por mucho el principal narcotraficante de México, sigue consolidando sus espacios de poder, sigue amarrando acuerdos y llama profundamente la atención que los mismos lleguen incluso más allá de la frontera.

Comparte en Redes Sociales