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Mirar al sur (II)

Gustavo Mohar

Gustavo Mohar

Esta frontera presenta un claro contraste con nuestro vecino del norte, el Istmo centroamericano es una zona caracterizada por territorios pequeños que mantienen altos niveles de pobreza, cruentas guerras civiles, golpes de Estado y ahora padece los más altos índices de violencia en el mundo.

El narcotráfico internacional ha encontrado en algunos de estos países los espacios para realizar su negocio, como zonas de almacenaje y tránsito de drogas. A ello se suma la presencia de pandillas creadas en los barrios marginales de Los Ángeles y Chicago, que fueron deportadas por el gobierno de Estados Unidos de forma masiva, unilateral, sin la menor evaluación del impacto que la llegada de decenas de miles de delincuentes iba a generar en sus países de origen.

La migración hacia EU forma parte de la tradición y cultura de esa región. Millones de centroamericanos viven hoy en ese país, muchos de ellos indocumentados, y otros tantos recibieron un “permiso temporal” que les permitió, al menos, un grado de legalidad hasta que el presidente Trump decidió suspenderlo. Al igual que en México, las remesas que envían a sus parientes son fundamentales para sus economías locales.
     Para comprender mejor la importancia de estos movimientos internacionales de personas y sus efectos, ver Los migrantes, los gobiernos y la sociedad civil en el sistema migratorio norte-mesoamericano, de la serie Documentos de Política Migratoria, publicada por el CIDE, escrito por dos expertos reconocidos en el tema, los doctores Carlos Heredia Zubieta y Jorge Durand.

El gobierno mexicano ha intentado en varias ocasiones promover una estrategia de apoyo al desarrollo económico de la región centroamericana, destaco aquí algunos ejemplos:

- En 1986, en Acapulco, en el marco de la reunión del llamado Grupo de Río, la delegación mexicana propuso y se adoptó un Programa de Emergencia para Centroamérica derivada de la crisis presente en esas fechas por las violentas guerras civiles que sufrían algunos de sus países. Fue el embajador mexicano Salvador Arriola, quien promovió el texto aprobado y, sin duda, el funcionario que más conoce la región latinoamericana.

- En 1996 se estableció el Programa para el Desarrollo Fronterizo México-Guatemala.

- En ese mismo año se crea el Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla, iniciativa cuyo objetivo es “el diálogo político, consolidar la paz, la democracia y fomentar la cooperación regional”.

- En 2001 se lanza el Plan Puebla-Panamá para fomentar la democracia, la cooperación regional e impulsar inversiones en la región.

- En 2008 se cambia su nombre por el de Proyecto Mesoamérica con los mismos fines.

- Desde los años 80, México suministra petróleo subsidiado a esa región, es miembro de pleno derecho del Banco Centroamericano de Integración Económica y observador permanente ante el foro político/económico que agrupa a los países de Centroamérica, conocido por sus siglas como SICA.

No dudo de las buenas intenciones de cada uno de estos esfuerzos, pero a la luz del deterioro sistémico que padece la región, son cuestionables sus resultados. La inestabilidad política y la violencia prevalece, sobre todo, en Guatemala, Honduras y El Salvador, lo que se hace evidente con la salida de miles de menores de edad que en los últimos años huyen de sus lugares de origen debido a las amenazas de los pandilleros y su terrible violencia. La llegada a la frontera con EU generó el interés de Washington por entender las razones de este éxodo masivo. Como suele suceder en esas esferas políticas, logró captar su foco de atención, porque se presentó una crisis. Por eso en junio de 2017, México y EU convocaron a la Conferencia sobre Seguridad y Prosperidad en Centroamérica con la presencia de Canadá, Colombia, Chile, España, la Unión Europea, organismos internacionales y los presidentes centroamericanos. En su comunicado plasmaron una serie de principios y objetivos inobjetables: “Es innegable el vínculo entre migración y desarrollo sostenible. No es meramente un tema de seguridad, no será resuelto sólo con base en medidas de control migratorio. Debemos hacer frente a este tema desde sus causas estructurales, promoviendo un desarrollo que permita más y mejores oportunidades”.

En ese texto también se dice: “Centroamérica es la región prioritaria para la cooperación internacional al desarrollo que México ofrece…”. “Desde 2012 a 2017 se han aprobado 129.7 millones de dólares para 16 proyectos específicamente para los países del Triángulo del Norte, México ha aprobado 53.76 millones de dólares para tres proyectos, unos en Honduras y dos en El Salvador”.

En unos días más tendrá lugar la segunda conferencia, habrá que ver los avances alcanzados y, sobre todo, los compromisos que se adopten.

En mi pasada colaboración cité lo planteado por el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, en el sentido de proponer a EU una acción coordinada para atacar las causas de la emigración centroamericana mediante el apoyo financiero a su desarrollo. En días recientes parece que Trump ha visto con buenos ojos la idea y los medios reportaron que se habló de una cifra de ¡30 mil millones de dólares! EU ha sido siempre renuente a apoyar este tipo de mecanismos, ¿Trump lo hará? ¿Se logrará las aportaciones de Canadá, de la Unión Europea? ¿México tendrá los recursos que deberá aportar?

En mi siguiente colaboración propondré algunas ideas sobre las que México podría establecer su propia política hacia los vecinos del sur, de preferencia con la participación de nuestros vecinos del norte y los europeos, pero no debemos olvidar que en realidad es a nosotros a quienes nos debe importar la estabilidad y prosperidad de nuestros vecinos del sur.
 

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