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Sindemia

Fabiola Guarneros Saavedra

Fabiola Guarneros Saavedra

Mensaje directo

¿Por qué un grupo de científicos y organizaciones sociales han pedido a los gobiernos del mundo enfrentar la crisis sanitaria de covid-19 como sindemia y no pandemia? ¿Qué es sindemia? ¿Por qué incluso la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) se ha sumado a esta petición? Porque los efectos y secuelas de este coronavirus no sólo son biológicos ni exclusivos de la salud.

Por su definición, “una sindemia es la suma de dos o más epidemias o brotes de enfermedades concurrentes o secuenciales en una población con interacciones biológicas, que exacerban el pronóstico y carga de la enfermedad”. Los científicos consideran que las sindemias se desarrollan bajo inequidad sanitaria, causada por la pobreza, el estrés o la violencia estructural (ya hace sentido); y son estudiadas por epidemiólogos y antropólogos médicos interesados en la salud pública, comunitaria y en los efectos de las condiciones sociales en la salud.

La intención de enfrentar al virus covid-19 como una sindemia es reconocer y atender con urgencia sus orígenes sociales, a la par de la estrategia sanitaria, hospitalaria, de atención médica y vacunación.

Para comprender este enfoque revisé el Balance Anual REDIM 2020. El año de la sindemia y el abandono de la niñez en México, que explica el concepto y aporta datos duros sobre las otras epidemias que afectan a las niñas, niños y adolescentes en nuestro país y que se agravarán con la crisis sanitaria, porque no están siendo atendidas.

Si el gobierno de México decidiera darle un enfoque sindémico podría actuar y detener los efectos de la pandemia por covid-19, que se complican con las otras epidemias biológicas y sociales como la obesidad, diabetes, violencia sexual, violencia armada, desigualdad económica y abandono escolar.

La baja incidencia de la enfermedad a nivel clínico en las niñas, niños y adolescentes los invisibiliza, pero durante este periodo de confinamiento los menores de edad han sufrido diversas violencias. Las discusiones y tensiones en el hogar han aumentado 34.2% y de enero a octubre de 2020 se registraron 586,834 llamadas de emergencia relacionadas con incidentes de violencia familiar.

En el informe de REDIM se señala que en México 63% de los menores de edad han experimentado al menos una forma de disciplina violenta y el 10% en edades de 14 a 17 años reporta haber sufrido violencia sexual.

De enero a octubre de 2020, 10 mil 198 personas de cero a 17 años fueron víctimas de lesiones; 1,971 de homicidio; 1,426 de corrupción de menores; 221 de trata de personas; 163 de extorsión; 93 de feminicidio; 92 de rapto y 68 de secuestro.

Guanajuato, Michoacán y el Estado de México son las entidades más peligrosas para los niños, niñas y adolescentes.

Datos de la Secretaría de Salud indican que al 4 de diciembre de 2020 se reportaron 33,721 casos de menores en todo el país contagiados por covid-19. El principal problema de nutrición que padecen los niños de entre seis y 11 años es obesidad y sobrepeso. En cuanto a la diabetes hay alrededor de 13,500 niños de cero a 14 años que la padecen.

El crimen organizado reclutó a niños niñas y adolescentes en este periodo de confinamiento y cada día desaparecen 3 menores de edad.

En medio de la pandemia, los menores víctimas de homicidio registrados fueron 1,219, lo que se traduce aproximadamente en siete víctimas diarias.

Otra epidemia social son los feminicidios. De enero a septiembre de 2020, 86 mujeres de cero 17 años fueron víctimas; la cifra más elevada desde el 2015.

El incremento de la desigualdad y la pobreza infantil los convierte en vulnerables al virus de covid-19, dice REDIM.

El abandono escolar y la crisis de aprendizaje es otro efecto social de la pandemia. El cierre de las escuelas afectó a 25.5 millones de estudiantes de educación básica y 5.2 millones de estudiantes de educación media superior. “La decisión de usar la radio y televisión se entiende en una emergencia en los primeros meses, pero no puede considerarse como la medida principal del nuevo ciclo educativo”, dice el estudio.

Otra secuela de la crisis sanitaria será el incremento del trabajo infantil por el desempleo masivo de adultos. En 2019 había 290,540 menores que hacían labores domésticas y no asistían a la escuela y los niños, niñas y adolescentes que trabajaban y aportaban ingreso a su hogar en ese mismo año eran 877 mil 941. Para 2020 y 2021 las cifras crecerán.

Más de 16 programas de atención a niñas, niños y adolescentes fueron recortados, como el Programa de Apoyo para el Bienestar de Niños y Niñas y ahora está la intención de eliminar al Sipinna.

La situación de la infancia en México es sólo un botón de muestra de los efectos que tendrá la crisis sanitaria si no se aborda desde un enfoque integral.

“No importa cuán efectivo sea un tratamiento o una vacuna protectora, la búsqueda de una solución puramente biomédica fracasará, a menos de que los gobiernos diseñen políticas y programas para revertir las profundas disparidades”.

 

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