Tren Maya, profundizar la transformación
Es un hecho inédito en la historia contemporánea —impensable durante el régimen neoliberal— que las entidades federativas de la región del sureste de México se encuentren entre las que reportan los avances más significativos de la actividad económica.
Por Fadlala Akabani
Tradicionalmente despreciados por el régimen neoliberal, el sur y sureste de México representan una parte del territorio nacional especialmente abundante en recursos naturales y que, históricamente, ha sido el pilar sobre el que descansa la riqueza de la herencia cultural prehispánica en nuestro país. Incluso, pese al añadido de contar con un bono demográfico, durante el neoliberalismo (1988-2018) la región no fue tomada en cuenta para proyectos de desarrollo económico fuera del extractivismo extranjero y nacional.
Es un hecho inédito en la historia contemporánea —impensable durante el régimen neoliberal— que las entidades federativas de la región del sureste de México se encuentren entre las que reportan los avances más significativos de la actividad económica, como Quintana Roo, Yucatán y Campeche; y Veracruz sea uno de los estados con mejores aumentos de la tasa de actividad económica trimestral, de acuerdo con datos del Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (ITAEE; 4to Trim, 2023).
Estos resultados, sobresalientes para la región, no implican que el crecimiento se detenga en otras partes del país, como el norte, el occidente o la Ciudad de México. Los números reflejan dos realidades diferentes, son estas entidades las que tienen más avance, en gran medida debido al abandono del que fueron objeto durante la etapa neoliberal; así como la vocación del gobierno de México (2018-2024) para realizar inversión pública en la región, especialmente en ámbitos estratégicos como el transporte, la energía y el turismo.
Sin duda alguna, el Tren Maya es uno de los ejemplos más destacables; un proyecto que, a partir de un medio de transporte moderno y sustentable, conectará el mundo maya y sus comunidades en cinco estados del sureste de México, Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, a través de la obra de infraestructura ferroviaria más importante en nuestro continente, América. Más de 1,550 kilómetros de vías férreas construidas y 34 estaciones (10 aún en obra) a lo largo de cinco estados del sureste mexicano. Ya es posible abordar el tren en Palenque, Chiapas, y viajar hasta Cancún, Quintana Roo.
A seis meses de la inauguración, las estaciones comienzan a consolidar la oferta de servicios como cafeterías, tiendas, comida rápida, etcétera. A su vez, la Sedatu se ha encargado de realizar intervenciones urbanas en las proximidades de las estaciones, con el fin de mejorar su conectividad y un mejoramiento urbano en las localidades cercanas con una inversión superior a los tres mil millones de pesos para la realización de 100 obras en beneficio de un millón 628 mil habitantes, en 22 municipios a lo largo de la ruta y generando casi 40 mil empleos. Cabe añadir que, además de las obras, la intervención federal de la Sedatu sirvió también para el ordenamiento territorial, la realización de programas urbanos municipales, regionales, metropolitanos y estatales para aprovechar la infraestructura ferroviaria con el fin de potenciar la actividad económica local bajo una perspectiva de arquitectura social.
Los 42 trenes que brindarán el servicio se han construido en México por trabajadores mexicanos, y su diseño está inspirado en la cultura maya. Contrario a lo que afirman los ambientalistas de ocasión que desde Miami despotricaron en contra del proyecto y lo acusaron de ecocida y resistiendo los ataques del Poder Judicial, que en más de una sentencia actuaron políticamente en contra de la obra del Tren Maya, 95% de la obra se realizó por donde ya pasaba infraestructura (derecho de vía), como líneas férreas, carreteras y líneas eléctricas para minimizar el impacto ambiental.
La virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum, ya ha anunciado que la política ferroviaria de la 4T no sólo seguirá, sino que se profundizará el siguiente sexenio (2024-2030) en que se ha propuesto una meta de ampliar la red en tres mil nuevos kilómetros de vías férreas, bajo un esquema mixto que permita no sólo la vuelta del servicio de pasajeros, sino también de la modalidad de carga, como estrategia de impulso a la actividad económica.
La próxima presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, ya ha anticipado también la ampliación del Tren del Istmo para conectarlo con Paraíso, Tabasco, y dar salida al Pacífico y al Atlántico a la mezcla mexicana de petróleo refinado en la refinería Olmeca de Dos Bocas. Para el Tren Maya anunció su ampliación hacia puerto Progreso, Yucatán, con la misma finalidad, la de aprovechar el potencial de la infraestructura no sólo en el ámbito turístico, sino también en el rubro industrial, y aprovechar la capacidad de producción agropecuaria de la península.
Bajo este esquema de turismo y carga; el Tren Maya se convertirá en el modelo a seguir de la expansión ferroviaria que viene con el Segundo Piso de la Cuarta Transformación; porque su vocación inclusiva ha aprovechado la infraestructura ferroviaria para mejorar el entorno urbano de las comunidades en la ruta e impulsar la actividad económica a partir del ordenamiento territorial, la prosperidad compartida que tanto orgullo causa una obra que, bajo los más altos estándares de seguridad y tecnología, conectará de manera rápida y sustentable al mundo maya que aún persiste en México.
