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Otto Granados, de estadista a propagandista

Columnista Invitado Nacional

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Por Pablo Hernández

 

¿Quién lo iba a decir?, el exgobernador de Aguascalientes y exsecretario de Educación Pública ahora resulta ser un gran crítico de la gestión del actual gobierno. Otto Granados, que pertenece a esa camada de políticos salinistas que prometieron modernizar a México, con un enorme costo social, provocando desigualdades y con inmensa corrupción. Esos políticos que se olvidaron de atender la brecha de desigualdad que generaban los modelos neoliberales, cuando el mercado se impone por encima del bien común, por encima de las personas, el efecto es obvio, y todos fuimos testigos de sus efectos: una brecha de desigualdad, que es la causa de la mayor parte de los problemas de México.

Al exgobernador salinista, después de perder su estado por primera vez con el PAN, sólo le alcanzó para ser embajador de Chile y, posteriormente, en el sexenio de Peña Nieto —del que, por cierto, expresaba maravillas—, fue secretario de Educación en el periodo donde más se persiguió a los maestros. Otto, quien, a pesar de sus desatinos previos, conservaba una imagen buena en su entidad, ahora se lanza como propagandista para defender la causa del candidato del PAN al municipio de Aguascalientes, Leo Montañez, un candidato que representa su misma causa y ese pasado que tanto añora.

El actual candidato panista fue dos veces perdedor de elecciones, con una muy gris gestión en la administración pública, marcada por escándalos de violencia de género y cuyo culto decepciona al ser cristiano en una ciudad de mayoría católica (es decir, no cree ni en los santos ni en la Virgen), pero, eso sí, goza de la propaganda ciega de Otto, quien está dispuesto a perder lo poco que tiene de su credibilidad con tal de sacar avante el convenio de asesoría por el cual fue contratado. Los hechos lo demuestran, decidió difundir una encuesta falsa, además de denostar a la esposa de quien, quizá, fue el mejor miembro de su gabinete mientras él fue gobernador.

Su última participación en un medio local fue para acomodar las cifras y señalar que no estamos tan mal, sin embargo, a Otto se le olvidó mencionar lo más importante, a la gente. A los más de 351 mil personas que viven en pobreza, de acuerdo con el Coneval, al 48% de la población que dice sentirse insegura en la ciudad, al 81% de gente que piensa que los actos de corrupción son muy frecuentes en la entidad, a los que no les llega el agua por días, aun cuando todas las administraciones prometieron que veolia ya se iba y no lo hicieron, a quienes no han encontrado la solución a sus problemas y terminan por quitarse la vida convirtiéndonos en el estado con la tasa de suicidios más alta del país. Hoy, sólo están contentos los más de 175 mil beneficiarios de programas sociales del Presidente.

Además, Otto no dice que conoce muy bien a la familia del candidato de Morena, Lourdes Ávila, con quien trabajó de cerca o el mismo padre de Arturo, a quien invitó a invertir en Aguascalientes hace más de 30 años y entonces sí eran sus “muy muy amigos”. Él sabe que el perfil Arturo Ávila de no tiene nada que ver con la peligrosidad que en el cuarto de guerra donde participa, pretenden vender. Ahora quieren denostar a un emprendedor, con una empresa tecnológica de más de 600 empleados, abogado con maestría en dirección de empresas en el IPADE, experto en seguridad nacional por Harvard y quizás el único candidato en Morena que se manifestó contra la designación de Salgado Macedonio y a favor de las energías renovables. No se acerca remotamente al perfil que quiere vender y cae aún más su veracidad, dejándolo cada vez más cerca de la propaganda que del análisis serio. Es curiosa la ironía, ya que le entidad perdió en Otto a un estadista, pero ahora tiene algo que tanto critica, un propagandista.

 

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