Logo de Excélsior                                                        

De brujas y presupuestos

Clara Scherer

Clara Scherer

 

Muchas recordamos a las brujas presentes en nuestras pesadillas de infancia y en la terrorífica canción de Cri-Cri: “La torre negra, crece a media noche, cuando el búho canta”. Mujeres feas y perniciosas, pero colmadas de sabiduría según unos, para hacer el mal. Pocas recordarán a la tía que cuando tenía problemas económicos, frecuentísimos para su desventura, solía decir “estoy muy bruja”. Ni ella sabía cuánta verdad se escondía en su ingenua frase. Brujas éramos y seguimos siendo todas las mujeres: por pobres y por no estar dispuestas a complacer los caprichos de cualquier machín. Éstos, resentidos e iracundos, siempre nos calificarán de “brujas”. Además, las “reglas del juego” dispuestas por el muy malhadado patriarcado, nos dejan siempre en la precariedad.

Sabemos de aquéllas que fueron quemadas en los nefastos tiempos de la “Santa Inquisición”, que algunos dirían “Ni Santa, ni Inquisición”; pero, en fin, según diversos recuentos fueron varios millones de hermosas mujeres que sólo hacían el bien, cuidando la salud de sus querencias, los afectos de sus amoríos y otras labores que hoy serían calificadas como esenciales. Así es la historia. Lo que en unos tiempos son maldiciones, en otros se transforman en bendiciones. Aunque una y otra calificación, hasta hoy ha dependido de hombres, ni muy rectos ni muy hombres, en sentido de humanos.

Fue así porque tenían (y tienen) en sus manos una poderosa herramienta, que antes llamaban tesoro y ahora llamamos presupuesto. Podemos cambiar esa tristísima situación, si la “legislatura de la paridad” cumple, cual debe, al pie de la letra con la Ley de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, que establece “la obligación de la inclusión de acciones que promuevan la igualdad entre mujeres y hombres, la erradicación de la violencia de género y cualquier forma de discriminación de género”, con lo que habría un presupuesto con perspectiva de género. Pónganse a trabajar y en cada rubro de la cuenta analicen si establecen medidas de equidad, o hacen mención directa para las mujeres o introducen algún párrafo que señale qué tanto debe ser para favorecer a las mujeres. Transversalizar. “Entran las brujas por las ventanas”.

Además, la Ley de Planeación, artículo 2º, fracción III, considera “la igualdad de derechos entre las personas, la no discriminación, la atención de las necesidades básicas de la población y la mejoría, en todos los aspectos de la calidad de la vida, para lograr una sociedad más igualitaria, garantizando un ambiente adecuado para el desarrollo de la población”. La fracción IV, “las obligaciones del Estado de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado mexicano sea parte”, y la fracción VII, (debe considerarse) “la perspectiva de género, para garantizar la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, y promover su adelanto mediante el acceso equitativo a los bienes, recursos y beneficios del desarrollo”. “Siempre se esconden bajo las camas”.

En la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, fracciones V y VII, artículo 12, “corresponde al gobierno federal garantizar la igualdad de oportunidades, mediante la adopción de políticas, programas, proyectos e instrumentos compensatorios como acciones afirmativas, e incorporar en el Presupuesto de Egresos la asignación de recursos para el cumplimiento de la política nacional en materia de igualdad entre mujeres y hombres. “La brujería es un camino de libertad personal”.

Por si no fuera suficiente, la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia establece que el Ejecutivo federal propondrá en el proyecto del Presupuesto una partida para garantizar el cumplimiento de los objetivos del sistema y del programa. Si se atora, llamen a las “Brujas del Mar”.

Las diputadas del Congreso tienen la obligación moral de ponerse al frente de los derechos de las mujeres, quienes las impulsaron e hicieron posible que llegaran a ese lugar. Ya sabemos, les dirán “brujas”. Sí, y ¡a mucha honra! Nuestro voto por Joe Biden y Kamala Harris, para bien de las mujeres, de las brujas y de todo el mundo.

 

Comparte en Redes Sociales