Un debate y una fotografía
Hoy no podíamos dejar de hablar del debate, es imperioso. Hemos visto al puntero en las encuestas administrar su ventaja, darse el lujo de no responder preguntas puntuales, pero conservar sus fortalezas. A los del segundo lugar tratar de descabezar al que corre en primero y dar a conocer, con ello, sus puntos débiles que pueden ser explotados en los próximos días
A los independientes hacer su esfuerzo por darse a conocer como entidades autónomas dignas del voto, aunque hayamos tenido que oir cosas tan peregrinas como volver a la edad media y cortarle la mano a los ladrones. Los ciudadanos fuimos testigos de actos de prestidigitación política, recibimos cátedra de agilidad, pero nos quedamos sin oir las propuestas, sin oir a dónde vamos, eso fue lo de menos. Ayer, los ciudadanos sólo fuimos electores, una boleta y no un país en busca de su destino.
Seamos serios, es falso que sólo la voluntad y los buenos deseos sean suficientes para erradicar la corrupción, ¿por qué entonces Andrés Manuel no administró su ventaja para dejar deslizar las acusaciones y precisar cómo es que piensa lograr todas sus ofertas? Nos quedamos sin oír a Meade pronunciar la separación final del grupo que le pesa para que su personal honestidad sea en realidad un discurso político convincente. Tuvieron varios momentos de oportunidad para decirnos cuál es el México que nos espera si ganan, tienen aún tiempo para hacerlo, quisiera saber cuál es la identidad que esperan construir para este país que necesita renovarse de cara a un tiempo de retos para los cuales no vemos con claridad la estrategia.
Vamos a un ejemplo. Hace unos días murió Sergio Pitol, su partida nos deja no sólo la tristeza de su ausencia y la sensación de esa generación enorme que se marcha dejando un vacío que con el tiempo llenaremos, pero que, por ahora, queda pendiente de ser colmado. Don Tomás Segovia decía que si una imagen dice más que mil palabras, eso no puede decirse con imágenes, quienes tenemos la fortuna de seguir a Laura Emilia Pacheco en sus redes sociales, disfrutamos de una fotografía que compartió el día en que el gran traductor, nuestro puente de culturas, don Sergio, expiró.
En la fotografía se encuentran José Emilio Pacheco, recargado con comodidad en un librero, esboza una sonrisa y parece escuchar a un más alegre Sergio Pitol, quien divertido le comenta algo y junto a ellos, el único de corbata, un Carlos Monsiváis sonriente y contento, quien mira también a donde fija su mirada Pacheco. El secreto está en el fondo de la foto, están en una librería y hay un anuncio que dice: “La Gran Biblioteca Moderna de Temas Enciclopédicos”.
Me gusta pensar que el anuncio no refiere a una oferta editorial de aquel tiempo, sino que son esos tres alegres escritores, relajados, jóvenes y frescos, la Gran Biblioteca que se anuncia. En efecto, son ellos tres, entre otros de su tiempo, los que crearon elementos importantes de nuestra identidad, sin ellos los ciudadanos de hoy no estaríamos tan conscientes de quiénes somos, ni los mexicanos tan ciertos de nuestra cultura y de nuestro rostro. Ellos eran ciudadanos, trabajaron creando e hicieron historia más allá de las etiquetas del gobierno.
No podía dejar de citar este ejemplo y rendir un homenaje a estos tres grandes nuestros que se marcharon y tampoco podía dejar de hacerlo porque el debate de ayer no me parece que haya llenado nuestras expectativas, es decir, creo que aún falta una conexión más profunda entre los candidatos y los ciudadanos. No dejo de pensar que los debates deben contrastar ideas y propuestas claras. Me cuesta mucho trabajo entender que un candidato sea incapaz de dar un simple “sí” o un sencillo “no”, como respuesta, y me angustia que salgamos del debate empantanados en la discusión de saber quién lo ganó y sin saber cómo será el país de cada uno de ellos si llega a ser Presidente de la República.
Faltan todavía dos debates, estaremos pendientes de ellos, esperamos los ciudadanos que la palabra cultura sea pronunciada una vez, al menos, ahora que estuvo ausente, querríamos que se dejaran de sus jalones de cabellos para asegurar parcelas de votos y redefinir el escenario, quisiéramos respuestas claras para ofertas fabulosas, miren que estamos ya ahítos de bromas, chistes y frases con mil interpretaciones.
Una pregunta que me hubiera gustado oír para los candidatos es cómo creen que será la identidad de México en 2024 y cómo piensan construirla. Algo que responder en un minuto, casi me atrevería a pedírselos en cinco o seis frases, por ahí podríamos comenzar. Dicho sea de paso, hay que reconocer al INE por haber construido una dinámica de debate que sin estar del todo terminada, supera con mucho a todos los que habíamos visto antes.
