La muerte del feudalismo

En este revuelo poselectoral hay todavía cosas que comentar, si deberíamos mantener a los diputados plurinominales, los litigios, de los que esperábamos más, pero que aún podrían ser menos e incluso las probabilidades de sobrevivencia de las alianzas. Pero, con el ...

En este revuelo poselectoral hay todavía cosas que comentar, si deberíamos mantener a los diputados plurinominales, los litigios, de los que esperábamos más, pero que aún podrían ser menos e incluso las probabilidades de sobrevivencia de las alianzas. Pero, con el rento retornar a la vida, veo que aparecen nuevos formatos y conductas que nos hacen pensar que algo muy profundo en la conciencia social y política, más allá de lo electoral, se rompió para siempre.

El legado de la cultura política durante los largos años del priismo se puede resumir en una especie de feudalismo político que, me parece, está comenzando a morir y los actores políticos no han alcanzado a entenderlo y por eso su discurso no nos llega y sigue sin representarnos.

Veamos, por principio, los años del partido hegemónico nos criaron y nos educaron en la idea de que alguien que quisiera progresar debía pertenecer a un feudo, el self-made man, el independiente estaba condenado al fracaso, el joven debutante ponía a disposición de su señor feudal talento, trabajo, lealtad y disponibilidad a cambio de protección y, eventualmente, de una tajada del progreso del amo; con los años, en la medida que el joven dejaba de serlo y aspiraba a ocupar su propio espacio, el feudalismo no cumplía su promesa; eso impacta también en la idea de la clientela política, ahora resulta que las bases no son tan dóciles como parecían y que la operación electoral se volvió más difícil y los políticos tradicionales dan palos de ciego, se decepcionan o recurren a trucos y a artimañas que ya no surten efecto como proponer famosos para captar el voto o contratar “influencers” que no saben hacer la jugada, pasan como los payasos de las bofetadas y encima no se puede medir si influyen en algo o nomás llevan el nombre y eso nos llevaría a la tercera diferencia; vivimos, crecimos y nos educamos en el sagrado principio de que “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”, porque ahora resulta que nacen nuevos actores políticos, nuevas formas de organización, las redes sociales no sólo sirven para colocar perritos en adopción, sino que también pueden crear cuotas de poder, de presión e incluso determinar la vigencia o caída de una propuesta o un candidato; los partidos no supieron en qué momento se presentó la posibilidad del poder sin gobierno.

En fin, que los ciudadanos comenzamos una etapa que aún dará mucho que podría representar la muerte de un viejo sistema al que debemos mucho, hay que reconocerlo, como las instituciones sociales y políticas básicas, pero que debía esperar a que las generaciones que lo hicieron pasaran a mejor vida para que pudiera ser sustituido por procesos democráticos normales, las elecciones ya no son algo extraordinario, sino parte de nuestro cotidiano; hoy no hay inocente ni bobo que se crea lo de la disciplina del amo, hoy puede el partido pagarle la despensa, la torta, el refresco y la beca al elector y que el ciudadano termine votando por quien le venga en gana. Porque, para ser franco, qué pasaría si los ciudadanos organizados comenzaran a diseñar políticas públicas y las exhibieran frente a las del gobierno y no sólo eso, si además comenzaran a aplicarlas dentro de sus propias redes sociales, vaya, para acabarla de fregar, como decía mi abuela, que además tuvieran éxito; qué pasará en el momento, que no tarda, en que la clase media cobre conciencia de clase y se dé cuenta que su colega es el proletario y no el empresario de los millones, que está más cerca de quien le ayuda en el aseo de casa que del magnate que rifa cuentas de banco con el capital que toma de sus propios ahorradores; veámoslo así, tanto el Presidente como Morena fueron de fracaso en fracaso hasta que le quitaron el miedo a la clase media y que después de estas elecciones parece que está resucitando.

                *Escritor. Abogado.

Temas: